El
circuito valenciano Ricardo Tormo de Cheste fue un magnífico escenario este fin
de semana para los incorrectamente llamados Campeonatos Escolares.
Pero no fue el único, ya que las pruebas
de BTT se tuvieron que celebrar en la localidad de Riba Roja del Turia –a 15
kilómetros del autódromo-, causando una incomprensible molestia a todos los
que se dieron cita en este evento, comenzando por la propia FCCV.
Foto: CSD |
Los Campeonatos de España
nacieron, a instancias del CSD, en 2007, reservados
a competiciones de ciclismo en carretera para infantiles y que se hicieron
coincidir con la llegada de la Vuelta a España en Madrid, en pleno circuito
de La Castellana. Aquel primer evento fue un lujo impropio de nuestro deporte,
en aquellos años de burbujas y dispendios, en cuanto a logística, medios e
infraestructuras para unos chavales cuya realidad hasta muchos años después se
reducirá a traslados kilométricos en coches o furgones, alojamiento en hoteles
modestos y muchos bocadillos ‘in itinere’. Por cierto, hubo maillots para los tres mejores, con publicidad 'amiga', y no precisamente rojigualdos.
En 2008 no cambió mucho la
fórmula, solamente que se añadieron los
cadetes, y que el Campeonato se trasladó a Toledo, aunque con una curiosa
dualidad: mientras que las pruebas en línea se disputaban en el céntrico
recorrido que acogería horas después el final de la etapa de la Vuelta, las
contrarrelojes se trasladaban al día siguiente a un polígono de las afueras, ya
sin el boato de la ronda nacional.
Un año después, en Cuenca, el evento se desligó definitivamente de la
Vuelta a España, y poco a poco la realidad organizativa comenzó a recaer
directamente en las Federaciones Autonómicas, aunque este evento sigue siendo
competencia del CSD y no de la RFEC, por lo que se observan algunas
‘curiosidades’, tales y como que la clasificación por equipos se realice por
los puestos en meta y no por tiempos, lo que no es precisamente habitual en el
reglamento ciclista, o que se pueda salir con menos de cuatro corredores en las
cronos por equipos. Pero dejemos estos temas al mero anecdotario.
Carlos Canal, protagonista desafortunado del Campeonato de 2017. Foto: Roman Mendoza para RFEC |
Lo verdaderamente problemático
es la inclusión del BTT en el programa
de competiciones, en concreto desde 2011 en Caspe, año en que también se
incluyó la yincana infantil, prueba totalmente justificada ya que es uno de
los aspectos que más se trabaja en la formación. ¿Pero, el mountain bike, habiendo un Nacional que englobaba todas las
categorías y que incluía sin mayores problemas a los y las cadetes? Por
cierto, la inclusión se ciñó a esa única categoría, sin que se contemplase a los infantiles, los primeros protagonistas de
este evento, que curiosamente no tenían –ni tienen aún- Campeonato de España.
En
2013 pensé que había imperado por fin el sentido común cuando se separaron las
competiciones: la carretera tuvo lugar en León mientras
que el BTT se trasladaba a Lorca. Fue un espejismo y las bicis de montaña
siguen como un pegote en este evento, con un triple perjuicio:
- Por un lado, a los organizadores, que deben habilitar un segundo escenario –este año no precisamente cerca, a 15 kilómetros-, con distinta infraestructura, incluso personal, dado lo apretado del programa de competiciones, como pudimos ver este sábado, con el escaso tiempo entre el final del BTT y el inicio de las yincanas.
- Por otro, a las selecciones participantes, que se ven obligadas a duplicar sus medios y el material que trasladan, sin que ello suponga una reducción de técnicos –casi todas las federaciones tienen personal distinto en estas especialidades- o auxiliares, por el motivo antes indicado.
- Y finalmente, a los corredores, que solo se pueden centrar en una disciplina, mientras que con eventos separados podrían compaginar más de una, que debe ser el objetivo en estas categorías de formación. Ciclistas laureados en Valencia como Rubén Sánchez y Ainara Albert destacaron en el Nacional de ciclocross, mientras que Jimena de Roa o Marc Terrasa lo hicieron en el de pista.
Ignoro las razones concretas
para que se siga produciendo esta dualidad, aunque –salvo que me esté perdiendo
algo, que esté reñido con la lógica- la solución es fácil y beneficiosa para
todos: el BTT con el BTT y la carretera,
con ella misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario