lunes, 8 de julio de 2019

Errores de Campeonato (I): ¿Hasta cuándo va a estar el BTT con la carretera en los Escolares?


El circuito valenciano Ricardo Tormo de Cheste fue un magnífico escenario este fin de semana para los incorrectamente llamados Campeonatos Escolares. Pero no fue el único, ya que las pruebas de BTT se tuvieron que celebrar en la localidad de Riba Roja del Turia –a 15 kilómetros del autódromo-, causando una incomprensible molestia a todos los que se dieron cita en este evento, comenzando por la propia FCCV.

Foto: CSD
Los Campeonatos de España nacieron, a instancias del CSD, en 2007, reservados a competiciones de ciclismo en carretera para infantiles y que se hicieron coincidir con la llegada de la Vuelta a España en Madrid, en pleno circuito de La Castellana. Aquel primer evento fue un lujo impropio de nuestro deporte, en aquellos años de burbujas y dispendios, en cuanto a logística, medios e infraestructuras para unos chavales cuya realidad hasta muchos años después se reducirá a traslados kilométricos en coches o furgones, alojamiento en hoteles modestos y muchos bocadillos ‘in itinere’. Por cierto, hubo maillots para los tres mejores, con publicidad 'amiga', y no precisamente rojigualdos.

En 2008 no cambió mucho la fórmula, solamente que se añadieron los cadetes, y que el Campeonato se trasladó a Toledo, aunque con una curiosa dualidad: mientras que las pruebas en línea se disputaban en el céntrico recorrido que acogería horas después el final de la etapa de la Vuelta, las contrarrelojes se trasladaban al día siguiente a un polígono de las afueras, ya sin el boato de la ronda nacional.

Un año después, en Cuenca, el evento se desligó definitivamente de la Vuelta a España, y poco a poco la realidad organizativa comenzó a recaer directamente en las Federaciones Autonómicas, aunque este evento sigue siendo competencia del CSD y no de la RFEC, por lo que se observan algunas ‘curiosidades’, tales y como que la clasificación por equipos se realice por los puestos en meta y no por tiempos, lo que no es precisamente habitual en el reglamento ciclista, o que se pueda salir con menos de cuatro corredores en las cronos por equipos. Pero dejemos estos temas al mero anecdotario.

Carlos Canal, protagonista desafortunado del Campeonato de 2017.
Foto: Roman Mendoza para RFEC
Lo verdaderamente problemático es la inclusión del BTT en el programa de competiciones, en concreto desde 2011 en Caspe, año en que también se incluyó la yincana infantil, prueba totalmente justificada ya que es uno de los aspectos que más se trabaja en la formación. ¿Pero, el mountain bike, habiendo un Nacional que englobaba todas las categorías y que incluía sin mayores problemas a los y las cadetes? Por cierto, la inclusión se ciñó a esa única categoría, sin que se contemplase a los infantiles, los primeros protagonistas de este evento, que curiosamente no tenían –ni tienen aún- Campeonato de España.

En 2013 pensé que había imperado por fin el sentido común cuando se separaron las competiciones: la carretera tuvo lugar en León mientras que el BTT se trasladaba a Lorca. Fue un espejismo y las bicis de montaña siguen como un pegote en este evento, con un triple perjuicio:

  • Por un lado, a los organizadores, que deben habilitar un segundo escenario –este año no precisamente cerca, a 15 kilómetros-, con distinta infraestructura, incluso personal, dado lo apretado del programa de competiciones, como pudimos ver este sábado, con el escaso tiempo entre el final del BTT y el inicio de las yincanas.
  • Por otro, a las selecciones participantes, que se ven obligadas a duplicar sus medios y el material que trasladan, sin que ello suponga una reducción de técnicos –casi todas las federaciones tienen personal distinto en estas especialidades- o auxiliares, por el motivo antes indicado.
  • Y finalmente, a los corredores, que solo se pueden centrar en una disciplina, mientras que con eventos separados podrían compaginar más de una, que debe ser el objetivo en estas categorías de formación. Ciclistas laureados en Valencia como Rubén Sánchez y Ainara Albert destacaron en el Nacional de ciclocross, mientras que Jimena de Roa o Marc Terrasa lo hicieron en el de pista.

Ignoro las razones concretas para que se siga produciendo esta dualidad, aunque –salvo que me esté perdiendo algo, que esté reñido con la lógica- la solución es fácil y beneficiosa para todos: el BTT con el BTT y la carretera, con ella misma.

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