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martes, 20 de agosto de 2019

Errores de Campeonato (III): ¿Qué hacemos con las veteranas?

Vaya por delante que uno de los principios rectores del ciclismo debe ser dar la bienvenida a cualquiera que desee estar en este ‘mundillo’, independientemente de su edad, sexo, disciplina practicada o capacidad, sobre todo en esa faceta competitiva que debe ser la prioridad federativa, aunque muchas veces se la relega en aras de otras prácticas de ocio que también son de agradecer, pero que deberían corresponder primordialmente a otras entidades y organismos.

Isabel Castro, muchos problemas como veterana
en estos últimos años. Foto. Federación Española
A pesar del decidido apoyo de los poderes públicos por fomentar el deporte femenino, en el ciclismo sigue habiendo bastantes reticencias, y ese objetivo que se marcó hace años el presidente de la RFEC de alcanzar un 10% de licencias federativas femeninas parece aún no haberse cumplido –o si se ha logrado, no se ha publicitado convenientemente-, pese a que cada vez hay más patrocinadores y entidades interesadas en este apartado, si bien muchas veces las actuaciones se quedan en mero folklore.

Si al factor sexo le unimos el de edad, nos encontramos con uno de los colectivos que más problemas está encontrando, sin encontrar un espacio verdaderamente reservado, son las masters, aunque la denominación de veteranas siempre me ha parecido mucho más adecuada, por tradición y precisión. Como tuiteaba Antonio Alix, el ciclismo tiene una losa del pasado, a diferencia de un deporte que es competencia directa del nuestro, el triatlón.

De esta forma, cuando empezaron a aparecer las primeras veteranas, se dudó si encuadrarlas en sus competiciones con los masters o con las féminas, aunque antes de ello se adoptaron las mismas categorías que los hombres, en grupos de edad de cinco años, a pesar de que su número es tremendamente inferior. No olvidemos que en el caso de los hombres se ha tardado muchos años en establecerse estos subgrupos, y que en el caso de las mujeres supone tener que ‘hilar muy fino’ para que pueda haber un número suficiente de ciclistas para que el Campeonato sea válido o encontrarnos que no se hacen todos los podios: como pasó ayer, solo hubo una campeona de 30A y otra de 40B. Nada más.

Por cierto, aprovechando la coyuntura, ¿cuándo se cambiarán esas ilógicas denominaciones de 30A, 30B, 40A, 40B…  por otras más ‘informativas’ de master 30, 35, 40, 45…?

No nos desviemos del tema. Si por necesidades de servicio deberían flexibilizarse y conjuntarse las categorías –incluso con combinaciones sorprendentes llegado el caso- para que en muchos casos se facilite el acceso a la competición, en un Campeonato, y más de España, se debe interferir lo menos posible. La inclusión de las veteranas no ha supuesto mayores problemas en disciplinas como ciclocross o BTT, debido a que se corre de forma más individual. Pero en carretera deben integrar un pelotón y ahí surge el problema. ¿Con los masters o con las féminas?

Las masters con los juniors. Foto: Federación Española
Este año se decidió que corrieran con las féminas, pero con las juveniles, en una decisión que no gustó a todos –personalmente a mí me pareció abominable-. Se trata de dos colectivos muy distintos, que deberían tener Campeonatos independientes como ya escribí la semana pasada, y además marcados incluso por correr una misma prueba con desarrollos diferentes. En Asturias salieron veinte corredoras masters que, afortunadamente, no influyeron en la prueba juvenil –la master 30A estaba muy por encima de las juniors, ya que es una competidora habitual en triatlón y la 40B llegó muy retrasada, pero podrían haber influido, y habría sido una pena.

¿Y qué hacemos con las veteranas? Pues la solución es bien fácil, aunque algunos dirán que es un dispendio y es en donde más se notará el machismo imperante en nuestro deporte: Hacer una carrera independiente para ellas, dentro del Campeonato de masters, con categorías adecuadas a la inscripción, es decir, en franjas de diez años, no de cinco. ¿Qué son pocas? No hace falta remontarse muy lejos, concretamente a Salamanca 2002 para encontrar un pelotón femenino de solo 19 juniors. ¿Qué no tienen nivel? Tampoco hace falta ponerlas –de momento- un recorrido muy largo o duro. Lo importante es que tienen derecho, y deben hacerlo valer.

viernes, 16 de agosto de 2019

Errores de Campeonato (II): ¿Qué pintan en un mismo Nacional juniors y masters?


Este fin de semana –con un final extraordinario en lunes por no poderse competir el viernes- se celebran los Campeonatos de España de carretera para juniors y masters, dos categorías que no tienen ninguna relación entre sí, pero cuyos Campeonatos ya llevan varios años compartiendo fechas en el calendario. De hecho, puede propiciar equivocaciones tan simpáticas como la que viví en Murcia cuando un master de los de toda la vida se alarmó, casi se indignó, al ver a Indurain –“Y este, ¿a qué ha venido?”-, pensando que le iba a tener como rival cuando el bueno de Miguel solamente se había desplazado para ver correr a su primogénito.

Todos los campeones contrarreloj en la pasada edición. Foto: RFEC
Tras una primera década de siglo XXI en la que hubo bastantes fórmulas y agrupaciones -con hasta cinco eventos para las distintas categorías en carretera en 2008-, en 2009 se produjo la agrupación de veteranos y juveniles, en los Nacionales de Mieres y Pola de Lena, a finales de julio, fechas que se mantuvieron en 2010, en Segovia y La Granja.

En 2011 se retrasaron, ubicándose desde entonces entre la última semana de agosto y la primera decena de septiembre, aunque para esta ocasión ha habido un sensible adelanto hasta mediados de mes. Más destacable fue el hecho de que tanto en 2015 como en 2017 se desgajaron las pruebas de masters de las de juniors, yéndose los veteranos a la segunda quincena de septiembre, el primer año en Puerto Lumbreras, el segundo en Colindres, donde, por cierto, se planteó que la separación fuese definitiva con una propuesta para los ‘mayores’ que, por lo que vemos, no llegó a buen puerto.

Por mucho que tenga unos orígenes históricos, desde el punto de vista deportivo no hay ninguna razón en la coincidencia salvo la ventaja organizativa. También hay que reconocer que hay bastantes restricciones y problemas para encontrar una época idónea en el calendario para los juniors. La fórmula aplicada en los últimos años del siglo pasado de concentrar en una misma fecha –con epicentro en la obligada de finales de junio para los ‘pros’- tuvo bastantes, y lógicos, detractores por la cercanía de las pruebas de acceso a la Universidad –llámense PAU, EBAU, selectividad o como quieran denominarla los políticos aburridos-. El verano nunca es fácil desde el punto de vista logístico por la ocupación hotelera, especialmente en agosto y en zonas de costa, y es algo que se está evidenciado en este Nacional, mientras que septiembre puede ser demasiado tarde de cara al Mundial, y dejar a un ganador sin esta selección no es muy lógico, aunque ya haya pasado: Jaime Castrillo, ganador en Mazarrón, se quedó sin ir a Ponferrada’14 por estar ya cerrada la inscripción UCI cuando ganó la prueba.

Juan Carlos Fernández, el Puma, ganador junior en 2002
y master 30 el año pasado. Foto: Nielfa
Pero no vamos a dejar a los juniors sin Campeonato de España y puestos a buscar soluciones, quizá la más interesante sería integrarlos en otro evento que, como veíamos hace unas semanas, también necesita una profunda redefinición, el Nacional Escolar. Para las Federaciones, supondría un ahorro económico importante concentrar en un solo escenario y unas fechas apropiadas –entre 10 y 20 de julio- a infantiles, cadetes y juniors, mientras que el organizador ya tendría la infraestructura y solo debería “alargar” los recorridos. Y el problema de titularidad –en teoría es un evento del CSD, aunque en la práctica son clubes y federaciones ciclistas los que lo sacan adelante- podría solucionarse con diálogo, buena voluntad y una mayor profundidad de miras a la que no nos tiene acostumbrado, desgraciadamente, el ciclismo español.

¿Y los masters? Con un poco de originalidad, que también se echa en falta en nuestro deporte, también podrían articularse mil y una fórmulas para dar a esta categoría lo que necesita y que no es precisamente equipararlo al ciclismo de alta competición o al de formación, pero ya las desgranaremos otro día.

lunes, 8 de julio de 2019

Errores de Campeonato (I): ¿Hasta cuándo va a estar el BTT con la carretera en los Escolares?


El circuito valenciano Ricardo Tormo de Cheste fue un magnífico escenario este fin de semana para los incorrectamente llamados Campeonatos Escolares. Pero no fue el único, ya que las pruebas de BTT se tuvieron que celebrar en la localidad de Riba Roja del Turia –a 15 kilómetros del autódromo-, causando una incomprensible molestia a todos los que se dieron cita en este evento, comenzando por la propia FCCV.

Foto: CSD
Los Campeonatos de España nacieron, a instancias del CSD, en 2007, reservados a competiciones de ciclismo en carretera para infantiles y que se hicieron coincidir con la llegada de la Vuelta a España en Madrid, en pleno circuito de La Castellana. Aquel primer evento fue un lujo impropio de nuestro deporte, en aquellos años de burbujas y dispendios, en cuanto a logística, medios e infraestructuras para unos chavales cuya realidad hasta muchos años después se reducirá a traslados kilométricos en coches o furgones, alojamiento en hoteles modestos y muchos bocadillos ‘in itinere’. Por cierto, hubo maillots para los tres mejores, con publicidad 'amiga', y no precisamente rojigualdos.

En 2008 no cambió mucho la fórmula, solamente que se añadieron los cadetes, y que el Campeonato se trasladó a Toledo, aunque con una curiosa dualidad: mientras que las pruebas en línea se disputaban en el céntrico recorrido que acogería horas después el final de la etapa de la Vuelta, las contrarrelojes se trasladaban al día siguiente a un polígono de las afueras, ya sin el boato de la ronda nacional.

Un año después, en Cuenca, el evento se desligó definitivamente de la Vuelta a España, y poco a poco la realidad organizativa comenzó a recaer directamente en las Federaciones Autonómicas, aunque este evento sigue siendo competencia del CSD y no de la RFEC, por lo que se observan algunas ‘curiosidades’, tales y como que la clasificación por equipos se realice por los puestos en meta y no por tiempos, lo que no es precisamente habitual en el reglamento ciclista, o que se pueda salir con menos de cuatro corredores en las cronos por equipos. Pero dejemos estos temas al mero anecdotario.

Carlos Canal, protagonista desafortunado del Campeonato de 2017.
Foto: Roman Mendoza para RFEC
Lo verdaderamente problemático es la inclusión del BTT en el programa de competiciones, en concreto desde 2011 en Caspe, año en que también se incluyó la yincana infantil, prueba totalmente justificada ya que es uno de los aspectos que más se trabaja en la formación. ¿Pero, el mountain bike, habiendo un Nacional que englobaba todas las categorías y que incluía sin mayores problemas a los y las cadetes? Por cierto, la inclusión se ciñó a esa única categoría, sin que se contemplase a los infantiles, los primeros protagonistas de este evento, que curiosamente no tenían –ni tienen aún- Campeonato de España.

En 2013 pensé que había imperado por fin el sentido común cuando se separaron las competiciones: la carretera tuvo lugar en León mientras que el BTT se trasladaba a Lorca. Fue un espejismo y las bicis de montaña siguen como un pegote en este evento, con un triple perjuicio:

  • Por un lado, a los organizadores, que deben habilitar un segundo escenario –este año no precisamente cerca, a 15 kilómetros-, con distinta infraestructura, incluso personal, dado lo apretado del programa de competiciones, como pudimos ver este sábado, con el escaso tiempo entre el final del BTT y el inicio de las yincanas.
  • Por otro, a las selecciones participantes, que se ven obligadas a duplicar sus medios y el material que trasladan, sin que ello suponga una reducción de técnicos –casi todas las federaciones tienen personal distinto en estas especialidades- o auxiliares, por el motivo antes indicado.
  • Y finalmente, a los corredores, que solo se pueden centrar en una disciplina, mientras que con eventos separados podrían compaginar más de una, que debe ser el objetivo en estas categorías de formación. Ciclistas laureados en Valencia como Rubén Sánchez y Ainara Albert destacaron en el Nacional de ciclocross, mientras que Jimena de Roa o Marc Terrasa lo hicieron en el de pista.

Ignoro las razones concretas para que se siga produciendo esta dualidad, aunque –salvo que me esté perdiendo algo, que esté reñido con la lógica- la solución es fácil y beneficiosa para todos: el BTT con el BTT y la carretera, con ella misma.

martes, 11 de diciembre de 2018

Finaliza una triste Copa de España de ciclocross

Foto: RFEC

De forma repentina, casi inesperada por la forma, y sin ningún tipo de explicación complementaria, nos hemos enterado esta mañana de que la Copa de España de ciclocross había terminado, con el triunfo de Felipe Orts y Aida Nuño. No era necesario hacer muchas cábalas una vez que se oficializaba la suspensión de la carrera de Valencia y la escasa –por no decir nula- capacidad de maniobra para elegir una cita alternativa. Por lo tanto, se consolidaban como resultados finales los sumados en las únicas tres pruebas disputadas.
Sin duda, lo mejor de esta edición, la decimotercera, ha sido ver cómo ganadores a los dos mejores especialistas nacionales, que este año han dado un pasito más en sus carreras al quedar ambos en el ‘top ten’ de la Copa del Mundo. Para el alicantino es el tercer triunfo, para la asturiana, el quinto.
Y es que lo demás de la Copa de España poco positivo tiene que contar. El tan cacareado auge de esta disciplina se sustenta en una cada vez mayor presencia de masters –este año con féminas también-, y en ese nivel de los dos estandartes con alguna (pocas) individualidades más y con esos prometedores jóvenes en categorías inferiores que desaparecen en cuanto llegan a juniors o sub23.
Ya comentaba en la presentación de la Copa de España que cuatro es un número claramente insuficiente –de las tres que han quedado ya no digo nada-, mal distribuidas en el tiempo, además, con escasa implantación territorial al haber desaparecido de este calendario citas clásicas en regiones como Galicia, Asturias, Cantabria, Madrid o Cataluña… y ahora la Comunidad Valenciana. Carreras, haylas, pero por algún motivo no quieren estar en el circuito nacional. Preocupante.
A nivel de repercusión, la Copa de España ha dado un alarmante paso atrás. Loterías desapareció en esta edición, evidenciando que dicho organismo no estaba realmente interesado en el ciclocross: el cambio en su organigrama fue la excusa perfecta para el abandono. Peor aún es que no se encontrase un espónsor alternativo. Para mí, las razones son obvias, pero es algo que, si no les preocupa a los que les debería incumbir, a mi…
Esta desaparición condujo, en cascada, a la ausencia de retransmisiones en directo de La Liga.tv, aunque la buena voluntad de Sportpublic o de Senderos Rojos palió la ausencia televisiva.
Todo ello se lo llevará el viento y cuando el próximo otoño, por enésima vez oigamos la misma letanía de siempre, del auge del ciclocross, sólo podremos pensar: ¡Virgencita, que me quede como estoy!

jueves, 27 de septiembre de 2018

Reformas UCI carretera: Muchas dudas, un acierto y un tremendo error


Como todos los años, la celebración de los Campeonatos del Mundo conlleva las habituales reuniones del Comité Directivo de la UCI, el máximo organismo gestor del ciclismo mundial, que aprobaba una serie de medidas en el horizonte del 2020, principalmente referidas a la reordenación del ciclismo profesional masculino, anunciadas este martes, y a la equiparación progresiva a éste del femenino, un día después.

En el primer caso, la UCI se encargaba de recordar que los acuerdos llegaban bendecidos por todos los estamentos del ciclismo: corredores, equipos y organizadores. Siendo así, supongo que no soy nadie para cuestionarlos, pero no puedo dejar de pensar –y de escribir- que me plantean muchas dudas, sobre todo si no se aprovecha o se revierte la reducción de corredores por escuadras aplicada en 2018 en base a razones de seguridad y que se ha revelado como un gran fiasco. Veremos cómo se plasma reglamentariamente todo esto antes de profundizar.

Teniendo en cuenta que el número de UCI World Teams se mantiene en 18, y que en las pruebas del UCI World Tour, es de suponer que las ‘wild cards’ seguirán siendo sólo cuatro para las grandes vueltas, de las cuales dos serán por méritos deportivos, que era lo que reclamaban los equipos continentales –y la causa del desplante del Aqua Blue-, y sólo dos por invitación pura, lo que perjudica a los equipos de los países de esas grandes: no hay que olvidar que tres de esas cuatro plazas del Giro, Tour y Vuelta se concedieron a escuadras de Italia, Francia y España, respectivamente. Primer varapalo para el ciclismo nacional.

Por el contrario, si se revirtiese esa reducción de corredores y se volviese a la situación anterior de un pelotón máximo de 200 ciclistas, se podría aumentar el número de equipos de ‘segunda’ invitados, ahora llamados ProTour, lo que sería sin duda una buena solución para esa brecha cada vez más profunda entre la ‘primera’ y la ‘segunda’. Porque lo de volver a los nueve corredores por escuadra –que es algo que no entiendo por qué no ha sido una prioridad para la CPA- es algo que no va en la agenda de la UCI, que incluso pretende dar un nuevo giro de tuerca a esa reducción, a tenor de las repetidas manifestaciones de su presidente.

A nivel de calendario, me temo que, en principio, la reforma es más estética que de profundidad, salvo en la creación de la UCI Classics Series, integrada en el World Tour, con la que se recupera la antigua Copa del Mundo de Clásicas, aunque sería mejor hacerlo con un número menos a esas quince pruebas adelantadas y de las que se desconocen las integrantes salvo los cinco ‘monumentos’.

El World Tour se mantiene en torno a los 185 días de competición que tiene ahora, y aunque sería interesante evitar la coincidencia de pruebas de esta máxima categoría, no creo que el proyecto vaya por esos derroteros. La ‘segunda categoría' pasa a llamarse UCI Pro Series, y está por ver qué y cuántas pruebas, dónde y para quien, por lo que es muy precipitado opinar al respecto. Eso sí, las pruebas que se queden en el circuito continental, que lógicamente ahora sería la tercera división, tienen un futuro profesional pero que muy negro, al menos en nuestro entorno nacional.

Potenciar el ciclismo femenino

Un día más tarde, se anunciaban una serie de medidas para la profesionalización del ciclismo femenino y que básicamente suponen equiparar el marco competitivo al masculino, con la creación de los UCI Women’s WorldTeams, con el establecimiento de unos salarios mínimos, y la reorganización del calendario en esas mismas categorías, teniendo más al futuro desarrollo que a la situación actual.

Reforzar la presencia femenina en los puestos de responsabilidad y la homogeneización del formato de las distintas disciplinas son otros dos aspectos a priori muy positivos, aunque hasta que no vea como se plasma este último, prefiero ser cauto.

Finalmente, también en la tarde de ayer, la UCI oficializaba una idea que ya era un secreto a voces, la creación de una crono mixta por relevos, destinada a las selecciones nacionales, para sustituir a la contrarreloj por equipos, ya desde el próximo Mundial de Yorkshire 2019.

Por mucho que una prueba por equipos comerciales no tuviera mucho sentido integrada en un Campeonato del Mundo por selecciones nacionales, la combinación tenía una serie de ventajas. Sin ir más lejos, que determinados países pudieran aprovechar la logística y los mejores medios materiales de equipos, como ha sucedido con España y Movistar, aunque para mí la contrarreloj por equipos –sean de marca, sean selecciones- es una bella disciplina en donde hay que ‘invertir’ muchas horas de preparación.

Y ahí está el quiz de la cuestión. Teniendo en cuenta que la prueba consta de una primera parte con tres hombres que pasan el relevo a otras tantas mujeres, en idéntico recorrido, habría que entrenar a dos tríos de una forma bastante específica en los días anteriores, compuestos por ciclistas de diferentes escuadras. ¿Esto es posible con el calendario que tenemos hoy en día?

Pero es que esto tampoco es verdaderamente una cronometrada al uso –o a la tradición-. Es algo que se asemeja más al espectáculo del ‘team relay’, aunque las condiciones del BTT son muy distintas a las de la carretera. En todo caso, por si surgen dudas, el hecho de que otorgue puntos para la clasificación olímpica es la más poderosa razón para que no surjan voces discrepantes, al menos por parte de las Federaciones. Otra cosa es que la misma dinámica de esta prueba ponga en evidencia esa diferenciación entre países que por ‘orgullo’ quieran prepararla y otros que lo consideren un trámite.

No quiero terminar sin decir que me parece absolutamente preocupante que se justifique esta decisión buscando la equidad entre los sexos o la promoción del ciclismo femenino, que como veíamos antes lo que busca una igualdad de oportunidades –recorridos, premios…- y no experimentos mixtos, por cierto, probados y olvidados por incongruentes en pista.

Es más, creo que el mejor gesto por la igualdad por parte de la UCI sería ahora mismo presionar para cambiar el lamentable recorrido olímpico femenino de Tokio, que lanzar un brindis al sol hablando de buscar los mismos participantes masculinos y femeninos en París 2024. Pero eso es otra historia.


sábado, 17 de febrero de 2018

Mal comienzo para la Emakumeen Bira en el World Tour


En un año de excelentes noticias para el ciclismo femenino nacional -sin entrar a valorar las causas de la drástica reducción de las pruebas de la Copa de España, que ya habrá tiempo para ello-, en el que se destacan la aparición del Movistar Team femenino o la promoción de la Emakumeen Bira al circuito UCI Women's World Tour -después de dos años de desvelos y menosprecios-, es precisamente la carrera vasca la protagonista de una pésima novedad al anunciar la participación en su próxima edición con la presencia de una sola escuadra española, precisamente el equipo telefónico, y sin que se haya invitado a las otras dos escuadras UCI españolas, Bizkaia Durango-Euskadi Murias y Sopela Women's Team.

Personalmente la noticia no sólo me ha sorprendido, sino que me ha dolido viniendo de una persona que siempre ha estado volcada con el ciclismo femenino como Agustín Ruiz Larrigán. Y que, por supuesto, el organizador siempre tiene el 'derecho' -a falta de una reglamentación más precisa- de decidir a quién quiere, y a quien no, en su prueba. Pero dejar fuera a dos equipos UCI nacionales -y que además son vascos y vizcaínos como Agustín, precisamente presidente de aquella Federación- es algo que no me cuadra. Ni me gusta.

Es más, ni siquiera parece necesario a estas alturas, ya que faltan tres meses para la carrera y todo el mundo con el que he hablado me comenta que el asunto se arreglará. ¿De qué forma? ¿Pretendiendo que los dos conjuntos compitan en peores condiciones económicas? ¿Esperando a presionar a las entidades públicas o a los patrocinadores para que se 'estiren' y aporten un 'plus' que permita contar con ambos conjuntos? ¿O cediendo incondicionalmente pero mostrándose como la víctima en este asunto? No estamos hablando de póker, sino de ciclismo, un deporte en el que normalmente hace falta muchísima más claridad y sinceridad.

Que nadie se piense tampoco que existe -o se puede provocar con ello- un enfrentamiento entre Movistar y los otros dos conjuntos. La lógica diferencia de nivel es una cosa, pero todos ellos saben que están en el mismo 'barco' y que nada se gana con este tipo de polémicas. De hecho, hay algo que les honra tanto a Bizkaia como a Sopela, y es que no hayan levantado la voz. ¿Aún?

Es el momento de hacer caso al dicho 'rectificar es de sabios' y siendo Agustín una persona sensata -y amante del ciclismo femenino, insisto- atajar el problema cuanto antes y no dejar que se enquiste y pasar a otra frase, desgraciadamente también habitual en este deporte: "De aquellos barros estos lodos".

viernes, 2 de febrero de 2018

La UEC aboga por reducir el kilometraje de sus Campeonatos de Europa de carretera

En plenas vísperas del Mundial de ciclocross, la Unión Europea de Ciclismo ha aprovechado el desplazamiento de los federativos europeos miembros de su Comité Directivo para celebrar en Valkemburg una reunión de este organismo, cuyo tema estrella ha sido la reforma de los Campeonatos de Europa de ciclismo en carretera a partir de 2019.

Tras el invento para este año de los European Sport Championships en Glasgow (y Berlín para otros deportes), a los que ya me referí ampliamente, que reúnen en esta ciudad escocesa las competiciones élite de las cuatro modalidades ciclistas olímpicas, pero que obliga a organizar otros Europeos para el resto de categorías habituales (juniors y sub23), para 2019 se hace una apuesta distinta que justifican así: “Para convertir las pruebas más espectaculares y apasionantes para el gran público y la prensa, las pruebas se disputarán en circuitos cortos y los kilometrajes serán reducidos”.

Sobre lo primero, decir que es tradicional que los Mundiales (y también los Europeos) se disputasen en circuitos de unos 15-18 kilómetros en una única sede, pero la necesidad de sacar recursos económicos para hacer viables estos eventos ha supuesto que se regionalicen los Campeonatos -el caso de Innsbruck 2018 es terriblemente significativo-, con varias sedes y circuitos en el que los tramos en línea -de ciudad a ciudad- son cada vez más frecuentes.

Pero lo segundo, la reducción del kilometraje, es lo que no me termina de cuadrar. Es cierto que los Europeos de Herning el año pasado fueron agobiantes, con hasta tres pruebas en línea en una misma jornada. Y si se reduce el kilometraje, se disminuye la duración, lo cual agradecerán todos los miembros de los staff de las Federaciones, aunque no los corredores, que vivirán en algunos casos ‘pruebas de juguete’.

Porque las distancias propuestas son, en general, de risa: 20 a 30 kilómetros para las contrarrelojes de todas las categorías, incluyendo a los élites que normalmente cuelen estar muy cerca de los 50; un máximo de 120 kms. para las féminas, que llevan mucho tiempo reclamando con razón mayor dureza, y, lo que es ya el ‘summum’: solamente 180 kilómetros para los élite, para los ‘pros’, algo que choca frontalmente con la realidad que he vivido en muchísimos Mundiales: es a partir de los 220-240 kilómetros cuando se separa el grano de la paja.

Es cierto, como se plantea a UEC, que los Europeos deben ganar en interés, pero para ello deben consolidarse en el calendario: y si en 2016 tuvieron la suerte de esa ‘ventana’ post Vuelta debido al retraso del Mundial de Qatar, en 2017 su ubicación a principios de agosto resultaba demencial: quien no estaba descansando del Tour estaba pensando en la Vuelta, o corriendo en alguna de las muchas pruebas coincidentes. No hace falta recordar los apuros que vivió Javier Mínguez para formar el ‘nueve’ español.

La solución, pues, no debe ser reducir distancias, sino proteger un evento… o pensar incluso que pueda no tener carácter anual: de hecho el ciclismo debe ser el único deporte que tiene todos los años su Mundial y su Europeo.

jueves, 23 de abril de 2015

De un móvil no nace un fotógrafo, pero sí alguien molesto y peligroso

Este vídeo de Eurosport nos muestra claramente que la mayor parte de los accidentes causados por los espectadores han sido por estar en una mala posición, bien para ver más de cerca de los ciclistas, aunque sea unos centímetros, bien para captar un documento gráfico irrepetible en forma de fotografía (léase capricho personal). Un problema que se ha incrementado considerablemente en los últimos años con la democratización de la fotografía, es decir, con que cualquier aficionado dispone de un móvil, incluso una tablet, para hacer esa foto o grabar un vídeo.



La necesidad de pegar el ojo al visor suponía que la máquina fotográfica tradicional hiciera un todo con el cuerpo. Pero con los móviles, no es necesario y el riesgo se incrementa al sacar a destiempo un brazo que el ciclista no espera y no puede esquivar. O peor aún con los ‘selfies’, ya que el ‘artista’ ni siquiera ve al ciclista al situarse de espaldas a él. Y en el caso de los vídeos, el tiempo de riesgo se multiplica considerablemente. De los palos para ‘selfies’, mejor ni hablar: todo lo que se diga de ese artefacto diabólico es poco.

Las cámaras de los móviles han mejorado mucho, pero siguen adoleciendo de dos fallos principales. Por un lado, el zoom es digital, no óptico, por lo que la calidad disminuye ostensiblemente en imágenes lejanas. Por otro, la velocidad: es muy difícil, a veces imposible, recoger adecuadamente el movimiento. Y los ciclistas, qué casualidad, se mueven. A estos dos factores técnicos condicionantes se le une uno más de carácter personal: buena parte de estos aficionados no tienen ni idea de leyes de encuadre fotográfico o de posición, por lo que más que fotografías lo que se producen son verdaderas vergüenzas, eso sí, personales e irrepetibles.

Pero aparte del peligro real para los corredores, y todo ello para obtener una imagen de ínfima calidad, buena parte de estos aficionados foteros se creen que tienen el derecho absoluto a la hora de elegir una posición para plasmar sus aberraciones. Y cualquier fotógrafo profesional debe tenerlo en cuenta no sea que se le ocurra taparle su visión y reciba un empujón –como me pasó en Valladolid ante un fulano que me recriminó quitarte la visión a su ‘costilla’- o cualquier tipo de improperio. Por no hablar de la aparición espontánea del brazo, de la mano y del móvil que te joda irremisiblemente tu trabajo. En las ceremonias protocolarias, incluso, la existencia de una zona reservada para fotógrafos no es garantía de que se te cuele cualquier inclusero con pretensiones, o que los aficionados que estén detrás te pidan o te exijan acaloradamente –si es con buenas maneras, se abren casi todas las puertas- fotografiar a su retoño... que posiblemente llegue a vislumbrarse con un poco de imaginación en el contraluz de la imagen entre las cabezas de todos los presentes.

sábado, 4 de abril de 2015

Las chicas del beso

Mundo Deportivo publicaba ayer una noticia sobre la decisión del Mundial de Resistencia (World Endurance Championship, WEC) de dar el paso de acabar con las llamadas ‘chicas del paraguas, azafatas normalmente en bikini o vestidas con modelos espectaculares que realizaban funciones absolutamente prescindibles como sostener los números de cada coche, las banderas de los países o las sombrillas que protegían del sol a los pilotos. Más que nada, se trataba de que se dejaran ver… y que suscitaran comentarios.
Según Neveu, presidente ejecutivo del WEC, “es una reminiscencia del pasado que no tiene sentido hoy. La mujer ocupa otro lugar”, en una ruptura con ciertos estereotipos sexistas de las que, desgraciadamente, el ciclismo no es ajeno, aunque ya se han oído bastantes voces discordantes. Y no sólo de mujeres.


Y es que en nuestro deporte, la ceremonia protocolaria es el momento en que más quedan en evidencia dichos estereotipos sexistas, aunque no siempre. El protocolo de los Campeonatos del Mundo de ciclismo en sus diferentes disciplinas es bastante ‘asexuado’ y creo que no se le puede tildar en ningún momento de incorrecto, de sexista y menos de machista. Reglamentado por la propia Unión Ciclista Internacional, las seis azafatas –auxiliares de protocolo sería una denominación más correcta- se encargan básicamente de sostener las bandejas con las medallas y los maillots, que entrega el representante de la UCI, y las de los ramos de flores, potestad que corresponde a la autoridad ‘política’. Pero no hay besos de la ‘guapa’ al ganador, ni tampoco foto de podio con los medallistas. Es más, ni siquiera las autoridades posan con los corredores para los fotógrafos en ningún momento, algo impensable en otras competiciones deportivas.
Hay que señalar también que la discreción es la nota característica en la vestimenta de las azafatas, aunque en algunos casos, como la foto que acompaña esta información y que se corresponde al Mundial de Val di Sole 2008, la escasez de ropa se utiliza intencionadamente. La única medida que podría tomarse sería un reparto por sexos: tres hombres y tres mujeres como auxiliares, algo que nadie vería mal.
Pero desgraciadamente es una excepción y en las pruebas ciclistas se sigue optando por esas ‘chicas guapas que nos quiten la respiración’. Muchas veces el organizador se descarga de responsabilidad diciendo que es competencia del patrocinador –que aporta el dinero- la elección de las azafatas –o azafatos, ojo- que acompañan en la ceremonia protocolaria y no se le puede contradecir. Por esta razón, en los países musulmanes de Oriente Medio tan en boga ciclista esta práctica ‘tradicional’ no tiene razón de ser –el que paga, manda-, e incluso ha habido carreras en nuestro país –la Vuelta al País Vasco, cuando fue patrocinada por Caja Laboral a comienzos de siglo- que optó por auxiliares de ambos sexos.
Respecto al ciclismo femenino, son ya bastantes los organizadores que piensan que si es una carrera de mujeres, la solución es cambiar azafatas por azafatos. Craso error, ya que estamos manteniendo el mismo estereotipo sexista, pero con instrumentos masculinos en vez de femeninos. La solución pasa por cambiar el protocolo, por imitar ese modelo de la UCI o cualquier otro similar… aunque se pierda definitivamente la foto de la cara sonriente del campeón flanqueado por los morritos besucones de las ‘guapas’. Y es que, como decía un ciclista juiciosamente, “lo que nos importa es ganar, no quien nos va a dar el premio o el ramo de flores”.
Y las azafatas, ¿desaparecerían? Obviamente no, si se las mantiene como auxiliares de protocolo en los términos establecidos y por supuesto independientemente de su sexo. Pero sobre todo, nunca debemos olvidar que en muchas carreras desempeñan papeles mucho más importantes, en relación con los patrocinadores, con los invitados o con el público, y que por formación o experiencia se merecen ser consideradas mucho más que ‘las chicas del beso’.

lunes, 23 de febrero de 2015

Si disfrutasteis con el Mundial de París, os recuerdo que los JJOO nada tienen que ver

Si sois de los que habéis sufrido con el emocionante final de Eloy Teruel en la puntuación, con la agónica lucha entre Bobridge y Kueng en la persecución; si saltasteis de la silla al ver la valentía de Sheyla Gutiérrez en el scratch, o gozasteis con la emoción de ver el segundo oro de François Pervis en el kilómetro; o simplemente si distéis un golpe de rabia en la mesa al ver cómo ‘Munta’ y Torres se quedaban sin medalla en la madison… ya sabéis que no podréis vivir experiencia similares en Río 2016, ya que todas estas pruebas no se incluyen en el programa olímpico.

Pero si os quedasteis sorprendidos como yo de ver a Francia en lo más alto del podio de velocidad por equipos en lugar de Nueva Zelanda tras la descalificación ‘kiwi’ o con una cierta alegría al ver a Australia romper el ‘sempiterno’ dominio de la cuarteta femenina británica, habréis de saber que quizá tampoco vivamos estas disciplinas por equipos de la forma actual en los JJ.OO a partir de 2020. Quizás entonces primen las disciplinas mixtas, lo que podría significar poder ver en acción a Sheyla y Albert dándose el relevo en una recuperada, pero devaluada madison.

Hay que remontarse al pasado mes de diciembre cuando el CIO daba cuenta de su futura reforma en las disciplinas olímpicas primando conceptos como las competiciones por equipos o las disciplinas mixtas, lo que fue muy bien acogido, y sin demasiada reflexión, me temo, por el presidente Brian Cookson. Nunca he dudado que el ciclismo necesita reformas, pero lanzarse al ‘sibwanismo’ por sistema ha tenido fatales consecuencias para la pista y la prueba más evidente es el bodrium.

En concreto, se habló de varias disciplinas mixtas como podrían ser madison, velocidad y persecución por equipos. En su momento, pedí su opinión a diversas personas muy ligadas a nuestro deporte… aunque no puede ‘profundizar’ en el tema. Ahora creo que es el momento de dar a conocer esas opiniones.

Madison

Aunque Jaume Mas, ex seleccionador nacional de pista, considera que “es una de las pocas pruebas mixtas que se podrían hacer”, el resto de opiniones son más dubitativas. José Antonio Escuredo, también ex técnico español, seleccionador actual de Venezuela y medallista mundialista y olímpico, piensa que “en los relevos en que coincidieran hombres y mujeres habría mucha diferencia”. Itmar Esteban, campeón de España, incide en que “factible es, pero no lo veo atractivo”, mientras que Raúl Mena, responsable del equipo UCI Euskadi, califica la propuesta de “muy atrevida. Quizá habría que pensar en madison para féminas, como las que se hacen en países anglosajones”.

Dori Ruano, ex campeona del mundo y directora deportiva en ejercicio, abunda en el hecho de que “tendrían que ser chicas de alto nivel físico y técnico, pero habría que comenzar en pruebas de nivel menor”, algo que también comenta el campeón Albert Torres. “Vamos a verlo en pruebas menores y si es tan atractivo como dicen, adelante”.

Velocidad y persecución por equipos

“El ritmo de las mujeres y los hombres es muy distinto. Si arrancan las mujeres los hombres irían contenidos; al revés, las mujeres no aguantarían la arrancada masculina, y si lo hacen intercalados habrían constantes cambios de ritmo de aceleraciones por parte de los hombre y frenazos de las mujeres, muy poco vistoso para el espectáculo si pensamos en los espectadores, por no hablar de los típicos parones de persecución para esperar al tercer corredor que va quedándose”, indica Escuredo sobre las pruebas por equipos femeninas. “A veces hablamos de 1,5 segundo por vuelta en persecución, y en velocidad de un segundo en arrancada y 1,5 segundo en segunda vuelta, por lo que convertiríamos la prueba de persecución en un tras moto, a no ser que la UCI obligara a dar el relevo en vueltas fijas. Y eso no tiene ningún sentido”, corrobora Mas.

“En la velocidad por equipos se podría hacer como un team relay de BTT, determinando cada seleccionador el orden –añade Esteban- pero no se gana nada positivo”. Y así opina también Mena: “Seguro que encontraríamos alguna fórmula, pero ¿con qué sentido?”, algo que comparte Ruano, mientras que Torres comienza a poner el dedo en la llaga. “La pista ha tenido demasiados cambios en los últimos años, pero lo que debe primar es el programa de los Mundiales”.

Otras pruebas

En todo caso, con el debate abierto, no está de más si pudiera haber alguna fórmula en pos de dicha igualdad. “La única prueba que se me ocurre más o menos normal sería una especie de omnium mixto donde hubiera pruebas que las harían solo chicas y pruebas solo de chicos. Pero dado que no comulgo con el omnium, pienso que deberían dejar todo como está y más bien eliminar la dichosa prueba”, indica Escuredo.

Mas no apunta ninguna fórmula que le parezca atractiva ‘per se’, mientras que Mena atina de pleno al comentar que “el problema es que pensemos en reinventar las pruebas de pista, cuando mi opinión es que es un grandísimo error, ya tenemos nada menos que 19 pruebas, que ya es una barbaridad, como para poder pensar en inventar mas”, algo en lo que profundiza Esteban, “aunque para competiciones no oficiales quizá sería hasta divertido”.

Conclusiones

Aún quedan algunas opiniones que merecen la pena conocerse. Escuredo, por ejemplo, señala que “con toda esta chapuza se va a desvirtuar lo que es una medalla olímpica”, mientras que Esteban añade que “lo básico es mantener lo que funciona, como me decía Paco Cabello, a tomar p… el omnium y paridad en base a sprint, keirin velocidad y persecución por equipos, puntos y americana para los dos sexos”.

“Lo que tiene que hacer la UCI es no dejarse avasallar, ya que las pruebas mixtas no supondrán más competiciones, sino menos –añade Mas-, Que vuelvan las de puntos por su espectacularidad, y las persecuciones, la esencia de la pista, y quitar el bodrium, como tú le llamas, mientras que Torres añade que “habría que quitar el omnium y poner la eliminación de forma independiente”.

“La paridad no significa correr con hombres –interviene con mucho juicio Ruano-. La igualdad no se consigue con inventos de gaseosa; la igualdad es correr con tu mismo sexo las mismas pruebas que los chicos con mismo kilometraje, sobre todo en pista, igual que en atletismo, y recibir el mismo trato igualitario: dinero y repercusión mediática”.

Mena aporta otra interesante visión comparativa. “Me gustaría que propusiesen estas ideas a deportes como el fútbol, el baloncesto o incluso el atletismo, que hicieran mixtas estas disciplinas antes y luego que nos la pongan a nosotros. El ciclismo en pista es una histórico y creo que se le debería de respetar un poco mas, entiendo que tenemos pruebas mas que de sobra y pruebas con tradición y como para dar un gran espectáculo sin tener que hacer inventos raros”. 

Y finalmente Torres pone la guinda, también comparando con otros deportes. “Fijaos en la natación y atletismo, que tienen muchísimas más pruebas durante el programa olímpico. Imaginaos  que en Pekín 2008 Phelps en vez de nadar las ocho pruebas solo hubiera podido hacerlo en una o dos. No hubiera tenido la brutal repercusión con sus ocho oros. En el Mundial de natación de piscina de 25 metros creo que hubo una carrera mixta por relevos.  Pero creo que no estará en el programa olímpico a corto plazo”. 

PD: Aparte de mostrar mi agradecimiento a todos aquellos que habéis colaborado, quiero recordar que este blog –y en concreto este post- a todos aquellos que quieran aportar algo sobre esta reforma, bien con comentarios, bien con artículos relacionados que serán bienvenidos.

domingo, 4 de enero de 2015

Ciclistas: héroes caídos, odiados rivales

Una de las entrevistas que más me ha marcado fue la que le realizó José Carlos Carabias en ABC a Oscar Freire tras su retirada en Valkemburg. En ella, el tricampeón del mundo reconocía que los ciclistas habían dejado de ser ídolos, en estos tres párrafos:

—Vamos, vamos, no se queje. Nadie le ha llamado nunca paquete. Se le ha respetado mucho a usted. 
—He seguido mi camino, sin preocuparme lo que dice la gente. He pasado varias generaciones y se ha perdido el respeto al ciclista. La gente ya no tiene respeto por nosotros. El corredor ya no es lo más valorado de este deporte. La UCI, los equipos y el mundillo en general no valoran al corredor. Somos un producto, un negocio, no ídolos.
—… 
—Induráin y Perico eran ídolos. Ahora ya no hay. Contador gana, pero no es un ídolo. Esa figura ya no existe.
—El dopaje lo estropeó todo... 
—Claro. Ya sabemos por qué fue todo. Pero no es justo que paguen todos en este deporte por unos pocos. He vivido los días bonitos del ciclismo y también los negros. Ahora te valora el que entiende de ciclismo, no el gran público.

Dos años y tres meses después, leo otra interesante entrevista, esta vez en MARCA, de Enrique Bernaola al exculpado Ezequiel Mosquera, otro ciclista que ha demostrado ser un señor en unos momentos en los que muchos no sólo habrían sacado pecho sino que hubieran disparado a diestro y siniestro. Pues bien, el gallego se expresa en parecidos términos:

El ciclismo profesional de hoy es irracional totalmente (…). Me dediqué a esto porque veía héroes encima de la bici y hoy no sé qué es lo que ve la gente encima de la bici. Pero héroes yo creo que no. No sé si irá para mejor o no, pero prefiero recordar con nostalgia lo que yo viví como ciclista profesional. Hoy en día, en el ciclismo, o ganas dinero o no compensa. Antes no era así. Antes, con dinero o sin dinero, te sentías realizado siendo ciclista profesional.

Unas palabras para preocupar… pero no las más graves. Y es que, casualidad o no, hoy publica Pablo León en su blog ‘I love bicis’ en El País una interesante entrada titulada ¿Por qué la sociedad odia a los ciclistas?. No es la misma casuística, ni siquiera el mismo ámbito, pero el autor reflexiona sobre ese halo negativo a la hora de sustituir razón por emoción. Y que vale tanto para el ciclista urbano, como explica León, como para el de competición... si alguno desea hacer la continuación.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Abriendo la puerta a tener campeones de España extranjeros

Ayer conocíamos una sentencia de la Audiencia Nacional que abría la puerta a que ciudadanos de la Unión Europea puedan ser campeones de España en categoría individual. En concreto se estimaba la apelación de Liam Bette, un francés residente en Málaga, al que la Federación de Taekwondo le impidió participar en 2013 en los Campeonatos de España para los que se había clasificado por méritos deportivos pese a no ser español. Y aunque la sentencia no es aplicable de forma automática a todos los deportes, puede ser un precedente extensible a todos. Al tiempo.

Sin duda, el meollo de la sentencia está en lo que explica el bufete que defendió al mencionado deportista, que considera que la sentencia "permite, en definitiva, que los ciudadanos de la UE puedan integrarse plenamente en la vida cultural y deportiva de su país de residencia, sin ser discriminados en razón de su nacionalidad".

Sinceramente, y pasando al caso del ciclismo -aunque otros deportes puedan tomar este ejemplo- ¿alguien piensa que un extranjero con residencia en España, o aunque no la tenga pero pertenezca a un equipo español, puede considerarse discriminado por no poder participar únicamente en un Campeonato de España cuando lo está haciendo sin problemas en el resto de pruebas del calendario?

Siguiendo con nuestro deporte, los Estatutos de la RFEC indican bien claramente que “sólo podrá proclamarse campeón de España el titular de una licencia cuyo código UCI sea ESP”, aunque “en los Campeonatos de España de las diferentes modalidades y categorías, los corredores de la Federación Andorrana podrán participar pero no tendrán opción al título”.

Y aunque en ocasiones no se puede ni entender ni tolerar que lo deportivo deba tener su propia independencia por encima de lo legal, en este asunto creo que debe quedar bien claro que es un tema deportivo, que un campeón de España, por definición, debe ser español. Otra cosa muy diferente es que en dicho evento puedan participar otros corredores de distintas nacionalidades –con requisitos de residencia o con convenios internacionales de colaboración-, pero siempre sin poder optar a ese título. 

Lo demás son ganas de enredar.

sábado, 13 de diciembre de 2014

No hacen falta más escuelas de ciclismo, sino más ciclismo en las escuelas

“Yo tenía que ir y venir todos los días del lugar de trabajo a Fuencarral, a golpe de alpargata. El camino se hacía larguísimo, y me daba tal envidia los que lo hacían en bicicleta, que comencé a pensar en adquirir una”. Eso escribía Julián Berrendero en su autobiografía ‘Mis glorias y memorias’, fechando sus recuerdos en 1931. “En el ir y venir del recorrido, pronto empecé a participar en las batallas que mis compañeros armaban… En total, que empezó a picarme el gusanillo, y en las competencias de nuestro camino pronto me hice el amo, los ganaba a todos”.

Un inicio ciclista como otros muchos campeones de los tiempos heroicos, como le sucedió a Bahamontes y su famoso carrito de carga que le convirtió en escalador por culpa de las cuestas toledanas, aunque no hay que remontarse hasta hace ochenta años para encontrar a gente que descubrió que del uso de la bicicleta a la práctica deportiva no había tan largo trecho. El más reciente, Nairo Quintana, como tan notablemente nos cuenta Ainara Hernando el ‘Por amor al ciclismo’ o podemos leer en este reportaje.

Más significativa es otra frase del ‘Negro’ de San Agustín de Guadalix: “No he sido yo corredor que se ha visto forzado a estos entrenamientos nocturnos; otros trabajadores con aficiones al mismo deporte hubieron de hacerlo. Por eso, el ciclismo es un deporte ideal para los ricos y para los que tienen negocios propios y tiempo de que disponer. Pero no sé qué será que a estos no les da por desgastar sus energías”.

Y es que, muchas décadas después, los españoles nos comenzamos a creer –a base de engaños y de migajas- cada vez más ricos. Con más tiempo libre, más ocio, desde luego. Y con una llegada al ciclismo radicalmente distinta a la que tuvo Berrendero, a base de un trabajo más ‘programado’ desde la base, desde las escuelas de ciclismo, como una carrera por etapas que debía llegar hasta el profesionalismo. Eso sí, muchos se quedaban por el camino, por la exigencia de una dedicación exclusiva demasiado temprana, por falta de resultados… o por la feroz competencia de otras prácticas deportivas más gratificantes.

Hace unas semanas, mantenía una interesante y extendida conversación con uno de los mejores periodistas jóvenes actuales sobre las posibles medidas para dinamizar el ciclismo actual, en un entorno en que la gente sueña con recuperar los felices noventa… sin darse cuenta de que las circunstancias son muy distintas  y de imposible extrapolación. Sin embargo, hay oportunidades que se podrían aprovechar…  aunque para ello haya que remontarse a los tiempos en que Berrendero se compró su primera bici.

En un país con una climatología bastante agradable, y en el que el 58% de los hogares disponen de una, el uso masivo de la bicicleta como forma de transporte no es algo descabellado y menos aún cuando hay cada vez, afortunadamente, más facilidades para el ciclismo urbano  -pese a las zancadillas del lobby automovilístico- y más gente, desgraciadamente, que se verá obligada a este transporte como consecuencia de la crisis. De este colectivo puede salir algún ciclista deportivo tardío, que podría incluso llegar a hacer carrera… si no fuese por ese peligroso concepto de querer tener controlada la vida deportiva de esos campeones o pseudocampeones desde demasiado pronto… y pensar que si con veintipocos no tienes un nombre, ya no tienes nada que hacer.

No estaría mal, combinando ambas posturas, fomentar ese uso de la bicicleta desde las edades más tempranas, pero en los colegios. Facilitando el desplazamiento de los alumnos desde sus casas a los centros escolares y, ya dentro de ellos, con la educación vial como materia de enseñanza -no hace falta que sea una asignatura, y menos aún con calificaciones-, y la práctica del ciclismo como otro deporte más dentro de la educación física. Y, desde luego, con un programa que parta de las instancias educativas, no de iniciativas ciclistas más o menos aisladas y bien intencionadas, como Soy Bici. Seguro que alguno termina haciéndose el amo de las competencias, como le pasó a nuestro histórico campeón.

Como ya he manifestado en alguna ocasión, lo que hace falta ahora no son más escuelas de ciclismo, sino simplemente más ciclismo en las escuelas.