martes, 20 de agosto de 2019

Errores de Campeonato (III): ¿Qué hacemos con las veteranas?

Vaya por delante que uno de los principios rectores del ciclismo debe ser dar la bienvenida a cualquiera que desee estar en este ‘mundillo’, independientemente de su edad, sexo, disciplina practicada o capacidad, sobre todo en esa faceta competitiva que debe ser la prioridad federativa, aunque muchas veces se la relega en aras de otras prácticas de ocio que también son de agradecer, pero que deberían corresponder primordialmente a otras entidades y organismos.

Isabel Castro, muchos problemas como veterana
en estos últimos años. Foto. Federación Española
A pesar del decidido apoyo de los poderes públicos por fomentar el deporte femenino, en el ciclismo sigue habiendo bastantes reticencias, y ese objetivo que se marcó hace años el presidente de la RFEC de alcanzar un 10% de licencias federativas femeninas parece aún no haberse cumplido –o si se ha logrado, no se ha publicitado convenientemente-, pese a que cada vez hay más patrocinadores y entidades interesadas en este apartado, si bien muchas veces las actuaciones se quedan en mero folklore.

Si al factor sexo le unimos el de edad, nos encontramos con uno de los colectivos que más problemas está encontrando, sin encontrar un espacio verdaderamente reservado, son las masters, aunque la denominación de veteranas siempre me ha parecido mucho más adecuada, por tradición y precisión. Como tuiteaba Antonio Alix, el ciclismo tiene una losa del pasado, a diferencia de un deporte que es competencia directa del nuestro, el triatlón.

De esta forma, cuando empezaron a aparecer las primeras veteranas, se dudó si encuadrarlas en sus competiciones con los masters o con las féminas, aunque antes de ello se adoptaron las mismas categorías que los hombres, en grupos de edad de cinco años, a pesar de que su número es tremendamente inferior. No olvidemos que en el caso de los hombres se ha tardado muchos años en establecerse estos subgrupos, y que en el caso de las mujeres supone tener que ‘hilar muy fino’ para que pueda haber un número suficiente de ciclistas para que el Campeonato sea válido o encontrarnos que no se hacen todos los podios: como pasó ayer, solo hubo una campeona de 30A y otra de 40B. Nada más.

Por cierto, aprovechando la coyuntura, ¿cuándo se cambiarán esas ilógicas denominaciones de 30A, 30B, 40A, 40B…  por otras más ‘informativas’ de master 30, 35, 40, 45…?

No nos desviemos del tema. Si por necesidades de servicio deberían flexibilizarse y conjuntarse las categorías –incluso con combinaciones sorprendentes llegado el caso- para que en muchos casos se facilite el acceso a la competición, en un Campeonato, y más de España, se debe interferir lo menos posible. La inclusión de las veteranas no ha supuesto mayores problemas en disciplinas como ciclocross o BTT, debido a que se corre de forma más individual. Pero en carretera deben integrar un pelotón y ahí surge el problema. ¿Con los masters o con las féminas?

Las masters con los juniors. Foto: Federación Española
Este año se decidió que corrieran con las féminas, pero con las juveniles, en una decisión que no gustó a todos –personalmente a mí me pareció abominable-. Se trata de dos colectivos muy distintos, que deberían tener Campeonatos independientes como ya escribí la semana pasada, y además marcados incluso por correr una misma prueba con desarrollos diferentes. En Asturias salieron veinte corredoras masters que, afortunadamente, no influyeron en la prueba juvenil –la master 30A estaba muy por encima de las juniors, ya que es una competidora habitual en triatlón y la 40B llegó muy retrasada, pero podrían haber influido, y habría sido una pena.

¿Y qué hacemos con las veteranas? Pues la solución es bien fácil, aunque algunos dirán que es un dispendio y es en donde más se notará el machismo imperante en nuestro deporte: Hacer una carrera independiente para ellas, dentro del Campeonato de masters, con categorías adecuadas a la inscripción, es decir, en franjas de diez años, no de cinco. ¿Qué son pocas? No hace falta remontarse muy lejos, concretamente a Salamanca 2002 para encontrar un pelotón femenino de solo 19 juniors. ¿Qué no tienen nivel? Tampoco hace falta ponerlas –de momento- un recorrido muy largo o duro. Lo importante es que tienen derecho, y deben hacerlo valer.

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