Como todos los años, la celebración de los
Campeonatos del Mundo conlleva las habituales reuniones del Comité Directivo de
la UCI, el máximo organismo gestor del ciclismo mundial, que aprobaba una serie
de medidas en el horizonte del 2020, principalmente referidas a la reordenación
del ciclismo profesional masculino, anunciadas este martes, y a la equiparación progresiva a éste del
femenino, un día después.
En el primer caso, la UCI se encargaba de
recordar que los acuerdos llegaban bendecidos por todos los estamentos del
ciclismo: corredores, equipos y organizadores. Siendo así, supongo que no soy
nadie para cuestionarlos, pero no puedo dejar de pensar –y de escribir- que me
plantean muchas dudas, sobre todo si no se aprovecha o se revierte la reducción
de corredores por escuadras aplicada en 2018 en base a razones de seguridad y
que se ha revelado como un gran fiasco. Veremos cómo se plasma
reglamentariamente todo esto antes de profundizar.
Teniendo en cuenta que el número de UCI World
Teams se mantiene en 18, y que en las pruebas del UCI World Tour, es de suponer
que las ‘wild cards’ seguirán siendo sólo cuatro para las grandes vueltas, de
las cuales dos serán por méritos deportivos, que era lo que reclamaban los equipos
continentales –y la causa del desplante del Aqua Blue-, y sólo dos por invitación
pura, lo que perjudica a los equipos de los países de esas grandes: no hay que
olvidar que tres de esas cuatro plazas del Giro, Tour y Vuelta se concedieron a
escuadras de Italia, Francia y España, respectivamente. Primer varapalo para el
ciclismo nacional.
Por el contrario, si se revirtiese esa
reducción de corredores y se volviese a la situación anterior de un pelotón
máximo de 200 ciclistas, se podría aumentar el número de equipos de ‘segunda’
invitados, ahora llamados ProTour, lo que sería sin duda una buena solución
para esa brecha cada vez más profunda entre la ‘primera’ y la ‘segunda’. Porque
lo de volver a los nueve corredores por escuadra –que es algo que no entiendo
por qué no ha sido una prioridad para la CPA- es algo que no va en la agenda de
la UCI, que incluso pretende dar un nuevo giro de tuerca a esa reducción, a
tenor de las repetidas manifestaciones de su presidente.
A nivel de calendario, me temo que, en
principio, la reforma es más estética que de profundidad, salvo en la creación de
la UCI Classics Series, integrada en el World Tour, con la que se recupera la
antigua Copa del Mundo de Clásicas, aunque sería mejor hacerlo con un número
menos a esas quince pruebas adelantadas y de las que se desconocen las
integrantes salvo los cinco ‘monumentos’.
El World Tour se mantiene en torno a los 185
días de competición que tiene ahora, y aunque sería interesante evitar la
coincidencia de pruebas de esta máxima categoría, no creo que el proyecto vaya
por esos derroteros. La ‘segunda categoría' pasa a llamarse UCI Pro Series, y
está por ver qué y cuántas pruebas, dónde y para quien, por lo que es muy
precipitado opinar al respecto. Eso sí, las pruebas que se queden en el
circuito continental, que lógicamente ahora sería la tercera división, tienen
un futuro profesional pero que muy negro, al menos en nuestro entorno nacional.
Potenciar
el ciclismo femenino
Un día más tarde, se anunciaban una serie de
medidas para la profesionalización del ciclismo femenino y que básicamente
suponen equiparar el marco competitivo al masculino, con la creación de los UCI
Women’s WorldTeams, con el establecimiento de unos salarios mínimos, y la reorganización
del calendario en esas mismas categorías, teniendo más al futuro desarrollo que
a la situación actual.
Reforzar la presencia femenina en los puestos
de responsabilidad y la homogeneización del formato de las distintas disciplinas
son otros dos aspectos a priori muy positivos, aunque hasta que no vea como se
plasma este último, prefiero ser cauto.
Finalmente, también en la tarde de ayer, la
UCI oficializaba una idea que ya era un secreto a voces, la creación de una
crono mixta por relevos, destinada a las selecciones nacionales, para sustituir
a la contrarreloj por equipos, ya desde el próximo Mundial de Yorkshire 2019.
Por mucho que una prueba por equipos
comerciales no tuviera mucho sentido integrada en un Campeonato del Mundo por
selecciones nacionales, la combinación tenía una serie de ventajas. Sin ir más
lejos, que determinados países pudieran aprovechar la logística y los mejores medios
materiales de equipos, como ha sucedido con España y Movistar, aunque para mí
la contrarreloj por equipos –sean de marca, sean selecciones- es una bella
disciplina en donde hay que ‘invertir’ muchas horas de preparación.
Y ahí está el quiz de la cuestión. Teniendo
en cuenta que la prueba consta de una primera parte con tres hombres que pasan
el relevo a otras tantas mujeres, en idéntico recorrido, habría que entrenar a
dos tríos de una forma bastante específica en los días anteriores, compuestos
por ciclistas de diferentes escuadras. ¿Esto es posible con el calendario que
tenemos hoy en día?
Pero es que esto tampoco es verdaderamente
una cronometrada al uso –o a la tradición-. Es algo que se asemeja más al
espectáculo del ‘team relay’, aunque las condiciones del BTT son muy distintas
a las de la carretera. En todo caso, por si surgen dudas, el hecho de que
otorgue puntos para la clasificación olímpica es la más poderosa razón para que
no surjan voces discrepantes, al menos por parte de las Federaciones. Otra cosa
es que la misma dinámica de esta prueba ponga en evidencia esa diferenciación
entre países que por ‘orgullo’ quieran prepararla y otros que lo consideren un
trámite.
No quiero terminar sin decir que me parece
absolutamente preocupante que se justifique esta decisión buscando la equidad entre
los sexos o la promoción del ciclismo femenino, que como veíamos antes lo que
busca una igualdad de oportunidades –recorridos, premios…- y no experimentos
mixtos, por cierto, probados y olvidados por incongruentes en pista.
Es más, creo que el mejor gesto por la
igualdad por parte de la UCI sería ahora mismo presionar para cambiar el
lamentable recorrido olímpico femenino de Tokio, que lanzar un brindis al sol
hablando de buscar los mismos participantes masculinos y femeninos en París
2024. Pero eso es otra historia.
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