Por Rafa Díaz Justo
Corría el año 1994 cuando, sobre el mes de agosto, tuve la oportunidad de ser profesional con el ONCE. Por aquellos años fue el equipo que, quizás, más experimento con esto de los pinganillos; todos recordaremos esas imágenes del Tour de Francia con Herminio Diaz Zabala hablando con Manolo a través del pinganillo.
Recuerdo que entonces, cuando algo se cocía en carrera, la cola del pelotón era un rosario de directores, uno detrás de otro, metiéndose con el coche hasta la cocina. También me acuerdo que, cuando se producía la fuga y tenían que pasar esos directores para la parte de delante de la carrera, era súper peligroso. O la técnica que teníamos cuando había un pinchazo, que era levantar la mano del pinchado y los respectivos compañeros hacían lo propio para intentar que de una forma mas rápido el juez principal viese la mano de un corredor para intentar avisar al director. Por no hablar de los momentos rápidos de carrera, cuando tenías que buscarte la vida para intentar ir a por agua o, cómo no, hacer un abanico, ir a tope y resulta que teníamos en la parte de atrás a nuestro líder.
Pues bien, fueron pasando no muchos años y el pinganillo nos trajo muchas ventajas y sobre todo nos ayudo a evitar muchas situaciones de peligro en carrera. Por ejemplo, más de una vez viene contra carrera una ambulancia por una emergencia y gracias al pinganillo el pelotón este completamente avisado de ese peligro. O de un pinchazo en una carrera importante, a pocos kilómetros de meta: antes de que al corredor pinchado se le baje el aire ya tiene el coche del director encima y los el resto de compañeros están avisados para intentar cazar lo antes posible, ya que sería injusto perder una carrera por una circunstancia ajena. Por no hablar de un posible peligro de obstáculo, bache, accidente… En todo momento sabes que sucede.
Y ahora cuento anécdotas y situaciones de carrera que ayuda y mucho el pinganillo. Por aquellos años teníamos en la ONCE una especie de clave a la hora de avisar de un peligro de viento que era decir por radio hace calor en tal pueblo. De todos es sabido que en todos los equipos se pasan horas intentando escanear frecuencias para poder escuchar que hacen los demás. Pues bien nosotros teníamos por delante a Pozo, que avisaba que en tal pueblo hace mucho viento; pues bien por radio utilizábamos esa frase de que en tal pueblo hace calor.
También recuerdo unos años en los que Marino utilizo unas radios codificadas… que la mitad de las veces no funcionaban. Más gracioso resultó que en una Vuelta a España, como sabíamos que nos pinchaban, se tomó la decisión de hablar en euskera porque la mitad del equipo era vasco: Leaniz, David, Zarra, Pradera… pero los no sabíamos euskera tampoco sabíamos qué se cocía.
Dicen que el pinganillo serviría para que un corredor gregario tenga iniciativa propia. Pero el gran problema de muchos gregarios es que ni matan ni dejan matar. Y es que por mucho que se ataque a 15 kilómetros de meta, apenas hay posibilidades de ganar. Eso sí, la carrera estaría más loca y no sé si eso es bueno. Todos recordareis –perdonad, pero se me ha olvidado el nombre- el caso del colombiano del CLAS que en Los Lagos tiró a tope y casi descuelga a Rominger. Pues bien, ¿qué hubiese pasado si le deja y gana la etapa, pero Rominger hubiera perdido la Vuelta? Evidentemente, el pinganillo es bueno para el ciclismo.
Llevo seis años de seleccionador con Castilla-La Mancha y tengo tres campeones de España y varias medallas más. Y la experiencia me dice que con el pinganillo puedes aportar muchas cosas al corredor: están informados en todo momento de las diferencias, de cuando hay movimiento, les recuerdas de vez en cuando que hay que comer. En definitiva, enseñas al corredor, pero sin hacerle perder su iniciativa. Pero si no tienes radio, te conviertes en un taxista, no aportas nada a los corredores. Todo se lo dices en el hotel pero hay muchas veces en que hay corredores que van por libre, perjudicando al equipo, y en definitiva a la carrera.
Por último, tenemos que pensar que no podemos ir contra la tecnología, de las ventajas que nos ofrece, puesto que es ir en contra de la propia sociedad. Y esto es lo que la UCI nos propone, sin entrar a comentar otras muchas cosas más que no solo no ayudan sino que perjudican a este deporte.
YO ESTOY A FAVOR DEL PINGANILLO SIN DUDA.
(*) Profesional desde 1995 a 2004, Rafael Díaz Justo ha sido uno de los hombres de equipo más valiosos del ciclismo español en los últimos años, siempre en las filas de un ‘equipo’ –en todo el sentido de la palabra- como la ONCE, habiendo representado a España en varios Mundiales, como el de Lisboa –foto superior-. Por este motivo y por su actual condición de seleccionador de Castilla-La Mancha su opinión sobre el uso del ‘pinganillo’ puede considerarse muy valiosa. Foto inferior: blog.grupetas.com
En tal pueblo hace calor, el euskera...tantas cosas que me suenan!
ResponderEliminarYo también estoy a favor de los pinganillos sobretodo por el tema de la seguridad y de las informaciones en carrera, porque sino, muchas veces no te enteras... y lo que creo es que como en los últimos años ha habido "superequipos" y carreras mucho más controladas que antes, se ha perdido la "locura" y los ataques de lejos, las emboscadas y algunos días de batalla desde el principio que gente como yo ha tenido que ver en videos porque en directo eramos muy jóvenes... y creo que debido a esta "melancolía" se cree que si se quitasen los pinganillos se volvería a ver todo eso, pero yo creo que es muy difícil...asi que habrá que pararse a pensar porque ha cambiado tanto la forma de correr y si hay alguna manera de que las carreras sean más atractivas, pero sin poner en peligro a los ciclistas.
Un saludo para Luis y Rafa!
Noel lo ha dicho: dar un paso atrás en tecnología no es volver al ciclismo de antes.
ResponderEliminarMuy curioso esto de los pinganillos. Lo que es cierto es que distrae tener uno metido en el oido...
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