Antes de comenzar con la curiosa historia del personaje de este post, quiero reconocer la admiración que profeso hacia aquellas personas que son capaces de convertir una afición en una devoción, hasta tal punto de convertirse en verdaderas autoridades sobre temas que, para muchos mortales, resultan absolutamente lejanos, pero tremendamente sugerentes.
Por ejemplo, Fernando Arrechea, el mayor experto sobre la historia del olimpismo en España y autor de ese blog “que todo el mundo visita, muchos plagian y casi nadie cita”, como bien define. Gracias a él, hemos podido descubrir al primer ciclista olímpico español y medallista hacia la friolera de 111 años, que además fue boxeador y, por si fuera poco, Borbón.
Hay que remontarse a Paris’1900, los segundos Juegos Olímpicos de la Modernidad, aunque su formato fue muy diferente al de los actuales, ya que coincidieron con la Exposición Universal y se prolongaron durante los cinco meses que duró ésta. Para entendernos, realmente fueron una serie de competiciones deportivas paralelas, de muy distinta índole, incluso remuneradas monetariamente, en flagrante contradicción con el espíritu olímpico. De ahí la dificultad de encontrar el palmarés completo de aquella edición.
Pese a todo, no es difícil encontrar el nombre del francés Fernand Sanz como medalla de plata en la prueba de “sprint de 2,000 metros”. Tampoco descubrir que ganó sendos campeonatos de boxeo en Francia en 1903 y 1904. El mérito de la investigación es su resultado de que no era Fernand sino Fernando, ni francés sino español, hijo de la cantante de ópera Elena Sanz… y de Alfonso XII, que jamás le reconoció… ni lo han sido aún sus herederos pese a sus ‘demandas’, según las informaciones de Arrechea.
En fin, a falta de algo más de 200 días para el inicio de Londres’2012, no está de más acordarnos del precursor del ciclismo olímpico español… y de su descubridor.
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