El Gobierno Vasco ha dado hoy un
paso más en la aplicación de una legislación autonómica contra el dopaje en el
deporte, con la aprobación de un dictamen en el Parlamento para desarrollar la
potestad sancionadora.
No conozco dicha Normativa, que
el propio consejero vasco de Deportes caracterizaba hace unos meses por su
enfoque "preventivo". Pero no es el objetivo de este post analizar
dicha legislación, sino simplemente plantearnos si realmente es necesaria.
¿Es realmente el ‘hecho
diferencial’ del dopaje vasco –y lo diría de igual forma del andaluz, del
madrileño o del ceutí, que nadie lo tome como antinacionalista, por favor- tan
distinto del de otras Comunidades Autónomas que justifique una legislación
propia? No lo sé, pero no debería serlo. Y mal vamos si lo es.
Personalmente, pienso que el
dopaje –o mejor dicho, la lucha contra él desde la prevención o la represión-
es un fenómeno universal que merece una legislación única, por lo menos a nivel
de la Unión Europea, para que este órgano sea algo más que la unión de
mercaderes que nos está demostrando ser, aunque luego se aplique desde cada
Estado con la máxima severidad y con las fórmulas que se establezcan. Cualquier
atomización de esta lucha –y más aún a nivel autonómico- solo contribuye a
complicarla. Un ciclista de Euskadi, por ejemplo, podría estar sometido a
controles del AMA, de la UCI, del Estado español y del Gobierno Vasco. Por no
hablar de otros que podría sufrir al competir en el extranjero.
Me gustaría creer, además, que
el Estado de las Autonomías nació para dar respuesta a las singularidades
propias de cada territorio, no para crear –muchas veces de forma artificial e
innecesaria- esas diferencias mediante procedimientos legislativos o
administrativos que, a la larga, son muy costosos y poco eficaces.
Mapa tomado ‘prestado’
del magnífico blog Fronteras.
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