Aunque el sábado me encontraba presente en Panticosa, parte de mi corazón
ciclista se trasladó a Castilla y León, concretamente al cautivador recorrido
del Gran Premio Canal de Castilla, de esa prueba apodada ‘Roubaix castellana’
por una comparación atractiva que ojalá pronto desaparezca, ya que será la señal
de un éxito que, presumo, llegará más pronto que tarde.
La primera edición ha dejado buen sabor de boca, con 120 participantes que cubrieron los dos centenares de kilómetros, rubricando la viabilidad de esta original e innovadora aventura, que no pudo tener otro padrino mejor que Pedro Horrillo.
El amigo Frodo nos trae una buena colección de imágenes para poder valorar
por nosotros mismos lo que fue la primera edición.
En fin, gracias y enhorabuena. Y como bien decís, el Gran Premio Canal de Castilla ha dejado de ser un sueño y ha pasado a convertirse en una realidad.
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