Hace un año, el panorama de la pista se veía de forma
equilibrada entre Gran Bretaña y Australia, aunque en el último Mundial –a
pesar del ‘empate técnico’ entre ambos países- comenzó a decantarse psicológicamente
hacia los europeos, que tenían en Londres 2012 su ‘leit motiv’. Pero ni
siquiera los más optimistas –fuera del entorno del ‘Team GB’- podían esperarse
ese excelente balance de nueve medallas (siete oros, una plata y un bronce). Y
eso que en la velocidad olímpica femenina no pudieron hacer el pleno, a causa
de esa descalificación del dúo británico.
Aunque siempre puede haber algún agnóstico que busque
oscuras razones, nos tememos que rendir a la capacidad de trabajo de los
británicos, que además batieron seis récords del mundo durante los seis días de
competición. Cronológicamente, el paseo de los de Brailsford comenzó con la
victoria en la velocidad por equipos masculina –quizá la prueba en la que
podíamos tener más dudas-, con record del mundo incluido pero también con
cierta polémica por el ‘resbalón’ de Philip Hindes, el complemento deseado que
llegó de Alemania para Jason Kenny y Chris Hoy; siguió con la frustrada medalla
para el dúo femenino, en una prueba en la que la selección más fuerte fue China
aunque el oro se fuera para Alemania, y continúo con ese estratosférico
3-51-659 que les sirvió para llevarse la persecución masculina. Y eso que
emplearon en las tres series a los mismos hombres, pese a tener un recambio de
lujo como Andrew Tennant: Ed Clancy, Geraint Thomas, Steven Burke y Peter
Kennaugh.
Ese mismo día Victoria Pendleton se hacía con el keirin,
aunque luego no pudiera rematar con el doblete en velocidad, al encontrarse con
esa fenomenal corredora llamada Anna Meares, que puso un
soplo de aire australiano en el vendaval británico, aunque comenzaba a asomarse
la reina de los Juegos en la persona de la veinteañera Laura Trott, que junto a
Danielle King y Joanna Rowsell se llevaba la persecución por equipos,
una prueba que está pidiendo a gritos su ampliación –de corredoras y distancia-
para equipararla a la versión masculino. También aquí hubo marca de lujo:
3-14-051.
Trott sumaría su segundo oro
en el omnium femenino, en un reñido duelo –cuestión de calculadoras más que de verdadera
emoción deportiva- con la americana Sarah Hammer, que solo se dilucidaría en la
prueba final, en los 500 metros, en los que la británica hizo patente su
superioridad en pruebas cortas. Lo mismo que Clancy –con dos tiempazos en vuelta
lanzada y kilómetro-, aunque en este caso sólo le supuso el bronce. Quizá acusó
el esfuerzo de las tres series de persecución a tope, a diferencia del
inesperado vencedor, el danés Lasse-Norman Hansen.
Uno de los detalles que más debe servir para valorar el
medallero británico es el hecho de que solo se permitiera un competidor por
país en pruebas como la velocidad o el keirin, que también se saldaron con sendos
oros de los locales. En la primera de ellas, el ‘aprendiz’ Kenny demostró por
qué había relegado al ‘maestro’ Hoy dando cuenta con una absoluta facilidad del
tricampeón mundial, Gregory Baugé. En la segunda, las tres últimas vueltas del
‘Sir’ quedarán en el recuerdo de cómo se gana un keirin a base de potencia,
como había dejado ya escrita en Melbourne la lección de cómo la inteligencia y
la habilidad sirven para llevarse un Mundial.
En esos últimos momentos de espectáculo en el Velodrome,
la emoción se vivió a flor de piel con el homenaje de los británicos a un Hoy
que –se retire inmediatamente o aguante unos meses para competir en la Copa del
Mundo de Glasgow, en el velódromo que lleva su nombre- ha hecho historia y no sólo
por sus medallas olímpicas y el resto de sus éxitos deportivos, sino por su
humanidad, por su correcto trato en todo momento, por ser una de esas figuras
que necesita el ciclismo. Y como todos los grandes, por esa cantidad de
anécdotas que colecciona: desde aquella ET-manía que le puso en el camino del
ciclismo, hasta su nacionalismo escocés.
Confío que tanto su autobiografía como ese ‘Héroes, villanos y
velódromos’ tengan una próxima actualización para reconocerle como se merece al
hombre que plasmó el dominio –posiblemente irrepetible- de una nación en un
velódromo, en una disciplina ciclista.
Los que disfrutamos del ciclismo en pista, no podemos más que maravillarnos con la increible demostración de este grupo de corredores. Y debemos sentir mucha envidia del trato que los equipos ruteros dan a estos grandes corredores permitiendo que éstos se desarrollen también en esta especialidad.
ResponderEliminarEn cuanto a la final del Keirin, no puedo decir más que ¡SOBERBIO! que demostración de Sir Hoy. Llegué a pensar que se había precipitado y que le podía costar el oro en favor del corredor alemán, pero nada más lejos de la realidad.
God save Mr. Sir Hoy!!!
Ojalá te hagan caso con sus libros y los veamos en castellano pronto. Me muero de ganas de leer algo más sobre él
ResponderEliminarfelicidades a esos dos gallegos que ganaron dos medallas de plata me refiero al triathleta gomez noya y al palista david cal que ademas se convierte en el español con mas medallas olimpicas de la historia en total 5. ahí queda eso.........
ResponderEliminarFelicidades por el texto Don Luís.
ResponderEliminarSolo una cosita: Sir (o King) Hoy no da tres vueltas en cabeza, eso es imposible, ya que el derny se retira de la pista a falta de dos vueltas y media.
Un abrazo crack!!
Carmelo Esteban
Cierto, lo he expresado mal ya que atacó poco después de irse la derny y se colocó en cabeza antes de pasar por meta. Dos vueltas y un pelín... lo cual es también alucinante. Gracias Carmelo por la apreciaciópn
EliminarDe nada, Luís.
ResponderEliminarHoy ganaba muchos keirins de esa misma manera. Incluso Theo Bos ganó igual aquel Mundial de Burdeos ¿¿te acuerdas?? Sin embargo, el escocés parecía un poco más "conservador" los últimos tiempos.
Carmelo