Faltan pocas horas para que comiencen las competiciones olímpicas
de pista en el Velodrome londinense, ese fenomenal recinto al que los
británicos, con una nota de humor más andaluza que la que debería corresponderse
con su flema, han apodado ‘Pringle’.
Pero no nos interesa el exterior del recinto, sino todo lo
que sucederá en su interior en estos seis días de competición, con diez títulos
en juego –cinco para cada sexo en aras de una paridad que el ciclismo ha
asumido pero no otros deportes-, con un programa inflado y ampliado de forma
innecesaria en algunas disciplinas –por ejemplo, esa incomprensible ronda
intermedia de la persecución por equipos-, pero con los mejores especialistas
del mundo, en la que sin duda es la más olímpica de las disciplinas ciclistas.
Y que me perdonen por ello las restantes, que de mejor o peor manera se adaptan
a los Juegos Olímpicos, pero no han alcanzado esa solera que tiene la pista, a
pesar de la profunda –y otros calificativos que hoy no vienen al caso-
remodelación de su programa de competiciones.
El pasado mes de abril, los Mundiales de Melbourne nos permitieron sacar muchas conclusiones sobre los que deben ser protagonistas en Londres. Posiblemente se puedan añadir algunos detalles más, pero que no
cambian la percepción del duelo fraticida angloaustraliano que se vivirá en el
Velodrome, con protagonismo destacado en algunos momentos de selecciones como
la francesa o la alemana, y algo menor de otros equipos, entre los que
esperamos y deseamos esté el nuestro.
Pero tampoco quiero hablar de los que están –que ya habrá
tiempo para loar sus éxitos-, sino de los que no pudieron llegar. Por ejemplo,
de Asier Maeztu, el único superviviente de la cuarteta que logró la medalla
olímpica en Atenas, hace ya ocho años, en una segunda juventud que le llevó a
conseguir ese récord nacional –con quinta plaza- en el Mundial y al que los
sueños olímpicos se le terminaron por una inoportuna apendicitis en junio. El
guipuzcoano se recuperó en un tiempo récord y habría merecido tanto como los
cuatro presentes estar en Londres… pero en esta ocasión sólo había plaza para
los titulares, a diferencia de Pekín o Atenas donde sí voló el quinto corredor.
O las féminas Helena Casas y Tania Calvo que hasta el último momento tuvieron
opciones de conseguir el pasaporte olímpico, que estoy seguro lograrán para Río
de Janeiro, donde espero que haya un programa más justo e interesante: Que a
nadie se le olvide que con estas pruebas Joan Llaneras no habría podido ser
doble medallista en Pekín.
Fotos procedentes de la web oficial de los JJOO, con datos muy bien cruzados, pero de la que echo en falta una información final más adecuada, en formato pdf
Fotos procedentes de la web oficial de los JJOO, con datos muy bien cruzados, pero de la que echo en falta una información final más adecuada, en formato pdf
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