Hace algún tiempo escribí que, entre los ciclistas que me hubiera
gustado tener su firma en el maillot de los campeones, por encima de todos estaba
José Antonio Escuredo, que se retiraba del más alto nivel con cinco
subcampeonatos mundiales –y otro olímpico-, pero sin lograr ese arco iris que
hubiera supuesto la guinda –merecidísima- de su carrera deportiva.
Pues bien, ayer logró ese anhelado título mundial. Y
aunque haya sido en la categoría de masters 40-44, su actuación y sus registros
–con un 10.329 que
hubiera sido el mejor tiempo absoluto en el reciente Nacional de Palma, y eso
que se equivocó como un juvenil en el lanzamiento- ponen a las claras la inmensa
clase que todavía sigue atesorando el mejor velocista español de todos los
tiempos.
Y como tuiteaba esta mañana Itmar Esteban, hay que felicitarle “no
por ganar el Mundial, sino por hacerlo demostrando, una vez más, que tiene muchísimo
que aportar a la velocidad”. Que a nadie se le olvide que, entre otros, entrena
a Alfonso Cabello, medallista en el kilómetro en los recientes Juegos Paralímpicos.
FOTO: Larry Hickmott /
Trackcyclingnews.com
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