Aunque el dicho original es “de aquellos polvos, estos lodos”, he preferido utilizar la expresión alterada, la de la calle, pues
refleja mejor el paralelismo entre el barrizal en el que se metió Peter Sagan
en el podio de Flandes al lodazal que supone la acción de una semidesconocida
ciclista australiana, Loren Rowney, que imitó el gesto del eslovaco, como
reproduce esta imagen tomada del diario ABC en su edición digital. Por cierto, el de Cannondale se ha disculpado hoy con la azafata.
¿Y ahora qué? Me imagino que no se tratará de igual forma
a la corredora, en cuanto a justificaciones, disculpas, inculpaciones, cachondeo, sexismo…
De hecho, Rowney contestaba en su cuenta con un lacónico “Peter, who?” cuando
la corredora canadiense Gillian Carleton comentaba el paralelismo de ambas
acciones. Es lo de menos.
Lo que no quiero es desaprovechar esta triste imagen para
lanzar dos reflexiones. Por un lado, la igualdad entre sexos –el género es algo
propio de las palabras no de las personas- debe buscarse manteniendo un mínimo
de dignidad, no rebajándolo, haciendo la vista gorda a actuaciones sexistas
que, por habituales entre los hombres, pasen a ser consideradas tolerables
también para las mujeres. Y como dije hace unos días, lo más anacrónico de todo es la presencia de azafatos y azafatas.
Pero sobre todo, lo que me da pena es que la única noticia sobre ciclismo femenino que leo en un medio generalista –y en la sección de
deportes, que es lo grave- sea por tamaña tontería. ¿Es este el único camino
que les queda a las corredoras? Apañados vamos, apañadas van.
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