Cada vez que aparece un ‘positivo’ mediático –como el de
ayer de Di Luca- parece que va a ser un punto de inflexión en la lucha
antidopaje. Ojalá lo fuera. Pero lo cierto es que, paso a paso, cada vez
aparecen más condenas, rotundas, sin dobleces, ante casos como el protagonizado
por el italiano.
Casos con los que, indefectiblemente, vuelve a salir el
tema de las condenas a perpetuidad. ¿Y por qué no? No es cuestión de hablar, de
gritar, de blasfemar, sino de planteárselo en serio. Y sobre todo, de regularlo
legalmente. Entre todos y contando con los propios ‘implicables’. Eso sí,
dejando muy claro quienes deben ser los que se merecen esta sanción de por vida
por tramposos –que se queden fuera del juego- y quienes deben tener derecho a
una segunda oportunidad, por un error.
Las comparaciones con otros ámbitos resultan bastante
esclarecedoras: un conductor que se pasa de velocidad en ese tramo en el que el
límite de la autovía pasa –inesperada o innecesariamente- de 120 a 90 –y en el
que instalan precisamente los radares- se merece una sanción, a lo mejor una
simple amonestación, aunque quizá también haya que revisar las limitaciones.
Pero si circula a 200, lo que se merece es la retirada definitiva del carné.
Es un tema que quizás no nos quite el sueño, pero que nos
debería hacer reflexionar. Y sobre todo actuar: es el momento de empezar.
Una segunda historia que también nos debe mover a la
reflexión, trata de las conclusiones hechas públicas ayer por la UCI del estudio ‘Un futuro brillante para el ciclismo’, de las que se destacan seis:
• Restaurar la credibilidad del ciclismo y la
percepción pública del deporte
• Decidir si se va a realizar una investigación
independiente sobre el asunto de Armstrong y la posibilidad de ofrecer a los corredores
una "amnistía" o sanciones reducidas por presentarse a esa
investigación.
• Desarrollar un plan estratégico a largo plazo
para el ciclismo
• Seguir fortaleciendo la cultura antidopaje que
existe en la UCI
• Mejorar la relación de la UCI con la AMA
• Reestructurar el calendario profesional
Con otras cinco prioritarias:
• Incrementar la independencia de la Fundación
Antidopaje de Ciclismo (CADF)
• Designar un organismo antidopaje independiente
para sancionar a los corredores profesionales cogidos por dopaje
• Revisar el sistema de puntos existente para los
equipos profesionales
• Desarrollar el ciclismo femenino
• Mejorar la comunicación con los corredores de
carretera profesionales
Dicho de otra forma: creo que de 6.369 encuestas se
pueden sacar conclusiones bastante menos simples y evidentes que las
manifestadas. Quiero creer que se trata de un simple avance de resultados y que
el trabajo aportará bastante más, que falta hace. Quiero creerlo.
La tercera y última historia no por menos sospechada es
menos preocupante. Esta mañana ‘El País’ publicaba lo sucedido a un ciclista popular al borde de la muerte, al parecer por una autotransfusión como ‘preparación’
para afrontar la Titan Desert. Aunque podría haber sido cualquier otra prueba,
incluso la carrera del pueblo del fin de semana.
Sancionar, aunque sea de por vida, es una absoluta necedad.
No porque no se lo merezcan, ojo. En estos casos, mientras que se suple con
educación a medio plazo esta insensatez, contemplarlo como un delito no es
ninguna aberración. Como en el ciclismo de base, aunque en este caso, los
responsables, los culpables, no serían los propios deportistas.
Se necesita tener un control exhaustivo en el deporte profesional para que no se hagan trampas de este tipo.
ResponderEliminarMuy buenos ejemplos.
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