Solamente por el hecho de que en 78 años de historia sea
el único libro dedicado a nuestra gran carrera nacional, ‘Viva la Vuelta’ es
una lectura más que recomendable. En los años 80 Chico Pérez y Adrián Guerra
publicaron un ‘mamotreto’ –por el tamaño, no por el contenido- patrocinado por
Caja Postal y que incomprensiblemente no se puso a la venta, quizá por ese
formato que hubiera encarecido en exceso el producto, quizá por la tradicional
falta de ‘demanda’ en nuestro país por las publicaciones ciclistas. Por ello, el
libro de Lucy Fallon y Adrian Bell –han tenido que ser iniciativa de dos
británicos- tiene ese carácter de pionero, con todo lo que significa de
positivo… y de mejorable.
Ante todo, ‘Viva la Vuelta’ tiene la virtud de la
concisión. En este tipo de publicaciones siempre es fácil dejarse llevar por
las emociones y extenderse en narraciones y descripciones innecesarias. Fallon
y Bell sintetizan acertadamente en pocas páginas cada una de las ediciones
celebradas, sin irse por los cerros de Úbeda, dando una idea bastante exacta de
lo que ha sido cada una, en cuanto a sus momentos decisivos, por lo que el
volumen no sobrepasa las 450 páginas.
Por otro lado, han pretendido enmarcar la historia de la
Vuelta a España dentro del ámbito sociopolítico y cultural correspondiente a la
España de cada momento. Evidentemente esto es un acierto, una razón más que
suficiente para leerlo… y es lo que me ha hecho reflexionar sobre lo que podría
haber sido este libro si hubieran profundizado en estos aspectos, ya que se dan
pinceladas de nuestro país, nuestro deporte y nuestra Vuelta en unos momentos
concretos, pero podría haberse mejorado bastante con una evolución general, año
a año, edición a edición. En este sentido, lo que más echo en falta es un
entorno evolutivo del ciclismo, en lo que ha significado el UCI Pro Tour, por
ejemplo, a efectos de participación, así como del cambio organizativo en la
propia Vuelta, desde la entrada de Unipublic hasta la ‘adquisición’ por parte
de ASO. Insisto, no es algo fundamental para valorar este libro, tan necesario
como interesante, pero le podría haber dado un valor documental mucho más
amplio.
Finalmente, y esto es ya una matización absolutamente
personal, pienso que también habría podido mejorar con algunos datos más. Por
ejemplo, los recorridos de cada edición –que muchas veces se desconocen casi
por completo y que podrían hacer aparecido como simples mapas-, o el cuadro de
vencedores de las etapas, ya que el único anexo sólo muestra el podio final y
los ganadores de las clasificaciones secundarias.
Posiblemente nos habríamos ido por encima de las 600
páginas, pero ‘Viva la Vuelta’ habría pasado de ser una obra recomendable a una
imprescindible. Y en cualquier caso, un acierto más de Cultura Ciclista.
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