“Atención a lo que acaba de
hacer @FrancoisPervis
Posiblemente sea la hazaña deportiva del año... aunque pase desapercibida”.
“Jamás un corredor había conseguido tres oros en las pruebas 'cortas'
individuales: keirin, kilometro y velocidad. Increíble”. “Pero claro, es simplemente un pistard. Solo
un pistero”. Estos eran mis tres tuits nocturnos dedicados al francés, autor de
la mejor actuación jamás protagonizada por un velocista en unos Campeonatos del
Mundo.
El galo besaba la madera del ‘Alcides Nieto Patiño’ tras
terminar su última prueba… como supongo que besó –o debió haber besado- la de
Aguascalientes en diciembre pasado, cuando logró los estratosféricos récords
del mundo de 9-347 en los 200 metros o de 56-303 en el kilómetro, tras haber
sufrido “como un perro y un miserable”, para batir estas dos plusmarcas. “A
fuerza de perseverancia se llega”, tuiteaba el galo. Por cierto, aquí ganó la
clasificatoria de velocidad con 9-742 y las cuatro vueltas con 59-385,
igualmente dos tiempazos.
Con esos dos momentos, con esos cinco hitos, Pervis no sólo
ha sido el rey de la temporada 2013-14, sino que se asegura un lugar en la
historia del ciclismo… y del deporte, aunque en España quizás pase
completamente desapercibido, por ser sólo un pistero: su clase y su carisma
están fuera de toda duda para ser el sucesor de Chris Hoy como número uno. En
este caso, estamos ante la explosión de un corredor que estaba entre los
elegidos, pero al que le faltaba la magia… y el palmarés de los grandes,
incluso en su propio país, a la sombra mucho tiempo de Baugé o de Sireau: el
año pasado su actuación en Minsk tuvo más sombras que luces, aunque lograse el
único ‘arco iris’ de su carrera, tras dos platas y cuatro bronces. Cali le ha
hecho justicia.
Kaiserin Vogel
Y de Pervis a Kristina Vogel, la indiscutible emperatriz
de los Campeonatos, también con tres medallas, aunque en este caso dos
individuales –velocidad y keirin- y la velocidad por equipos. Tengo que reconocer
que hace menos de un año calificaba a la germana como una estrella secundaria,
eclipsada por las incomparables Vicky Pendleton y Anna Meares y que perdió una
gran oportunidad de reinar en 2013 ante otra británica, Becky James.
Pido disculpas, ya que en Cali me ha demostrado su
auténtica valía, algo que no discutía en su dupla con Miriam Welte, ya que las
germanas han conseguido el título de forma ininterrumplida –incluyendo los
Juegos Olímpicos de Londres- desde 2012. Por si fuera poco, el protagonismo
germano se ha completado con el éxito de la mayor del dúo que, tras haber sido tras
haber sido subcampeona en los dos años precedentes y bronce en 2011, se hacía
por fin con el ‘arco iris’ en los 500 metros. Dicho de otra forma, Alemania se
llevaba todos y cada uno de los maillots de campeona en las pruebas de
velocidad. Y no me olvido de que la Vogel también se fue del velódromo
hidrocálido con dos récords del mundo.
La pareja perfecta
Y terminamos este repaso de reyes de Cali por partida
doble, con otra pareja, esta vez española, formada por dos fondistas procedentes de las baleares, cuya historia ya ha pasado varias veces por este blog, David Muntaner y Albert Torres. Tampoco
ellos podrán olvidar nunca Aguascalientes, donde no sólo ganaron la madison,
sino que lo hicieron con ese poderío que solo tienen los elegidos.
En Cali su reto era ganar siendo los favoritos, con todo
lo que significa de ser la rueda más vigilada y de saber que tarde o temprano
tenían que dar el hachazo para subir a lo más alto del podio. Y vaya si lo
hicieron, aunque su ‘arco iris’ tuviera esos veinte minutos largos de
incertidumbre después de la victoria mediática de Bélgica, aunque todas las
demás selecciones felicitasen a los españoles… y se extrañasen al tiempo de esa
incomprensible decisión de los jueces y de los marcadores.
El ‘suspense’ en medio de la noche española tuvo hasta
cierto encanto, aunque me costase –junto a la absurda decisión de no dejar
hablar por teléfono a ‘Munta’ cuando esperaba pasar el control- varias horas de
sueño. Ahora, con la emoción nocturna dando paso a la lucidez matinal, solo
puedo pensar que esa indecisión no beneficia en nada a esa disciplina, y más
cuando la televisión apenas dejaba traslucir lo que realmente había sucedido en
la pista, aunque los verdaderos expertos sabían que Muntaner y Torres habían
logrado esa deseada medalla de oro. “Los sueños se cumplen”, tuiteaba el
menorquín. Y estoy seguro de que se volverán a cumplir.
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