No hay ninguna duda que en estos primeros compases del
siglo XXI el periodismo ha entrado en una importante crisis a causa de
Internet. Pero tomando como referencia a Einstein –y compartiendo plenamente
sus afirmaciones- “la crisis es la mejor
bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae
progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche
oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las
grandes estrategias”.
En esta crisis, hay que distinguir la de los medios
informativos y la de sus profesionales que, aunque lógicamente relacionadas,
tienen consecuencias diferentes. En el caso de la ‘prensa’, se incide mucho a
que los medios no han sabido adaptarse al feed-back, incluso al protagonismo
directo de los propios lectores-oyentes-televidentes como ‘generadores’ de
noticias. Probablemente, pero me preocupa más el anquilosamiento, el que las
versiones en Internet de los periódicos sean simplemente eso y poco más,
incluso con redacciones totalmente separadas. Los medios audiovisuales ofrecen
algo más, y en determinados casos, con resultados satisfactorios, pero no
sobresalientes. Y es que desgraciadamente no existen apenas medios en Internet
que combinen todos los lenguajes informativos (textos, fotos, audios, gráficos
y vídeos) aprovechando las sinergias entre los distintos medios que componen
los distintos emporios informativos. Pero este es otro tema.
En cuanto a los periodistas, la vieja diferenciación entre
prensa escrita, audiovisual y gráfica sigue manteniéndose entre muchos
compañeros que se limitan a su función de ‘plumillas’ sin querer ejercer de
‘foteros’, por ejemplo. O al revés. O que se recogen exclusivamente declaraciones
en audio cuando no costaría mucho más que fueran también en vídeo. Y es que
Internet, al darnos los medios para trabajar fácilmente con los distintos
soportes, nos exige en reciprocidad que los usemos y los controlemos. Bien es
cierto que existen limitaciones -espaciales o temporales- para ejercer
simultáneamente varias funciones, pero en otras muchas ocasiones, no es un
mayor trabajo y sin un plus añadido. Y es en este primer punto donde no sólo es
recomendable, sino obligatoria, la primera reconversión profesional del
periodista. Siguiendo con Einstein, “quien
supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado”.
Pero hay una segunda reconversión, la generada y exigida
por la existencia de las llamadas redes sociales que ha conllevado una democratización
del periodismo, en un sentido no sólo bidireccional, sino incluso de verdadero
protagonismo, y que lógicamente está acabando con los profesionales, llamémosle
así, catedráticos. Hoy en día cualquiera puede ser ‘informador’, aunque los
contenidos puedan dejar mucho que desear en cuanto a sus valores periodísticos.
Además, las organizaciones –de todo tipo- saben que, mediante estas
herramientas, pueden alcanzar una importante difusión y un contacto con sus
usuarios-clientes con el que jamás habían ni siquiera soñado.
Está claro, pues, que no todo el mundo puede ser un ‘community
manager’. Siempre he pensado que es mucho más fácil que un periodista asuma los
postulados del marketing a la hora de informar, que viceversa, ya que este tipo
de profesionales nunca le han dado la suficiente relevancia a los contenidos
informativos, los verdaderos contenidos de calidad que son los que el público
-ya sea de medios tradicionales, ya sea de nuevos canales y redes sociales- va
a terminar apreciando y demandando.
Por lo tanto, un CM no es sino un nuevo tipo de periodista.
Y que mejor que un periodista, que aparte de dominar las estructuras y técnicas
del lenguaje –lo que le falta desgraciadamente a muchos de los no profesionales
que pululan en la blogsfera-, no tenga reparos en usar los medios tecnológicos
y las redes sociales para ocupar este puesto, el paradigma de la comunicación
en el siglo XXI, y que de forma tan adecuada he podido realizar en los últimos años. Y termino con Einstein: “Hablar de crisis es
promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto
trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la
tragedia de no querer luchar por superarla".