jueves, 27 de diciembre de 2018

Preocupante punto de inflexión de la Copa de España élite y sub23


De forma un tanto inesperada, pero que a nadie debe sorprender, la RFEC anunciaba ayer la inclusión de una novena y última prueba para la Copa de España élite y sub23, el Gran Premio Primavera de Ontur. Por primera vez, la decisión tomada por AEOPCES –la asociación de los organizadores que hasta ahora controlaba la Copa de España- en su Asamblea de 10 de noviembre, pero que no fue anunciada hasta el 27 del mismo mes, se veía corregida por la propia Federación, quien hacía valer ese artículo II.F.1 de sus reglamentos Técnicos: “Las Copas de España de Ciclismo son propiedad exclusiva de la Real Federación Española de Ciclismo”.

De esta forma el calendario queda así:

24 febrero. Circuito Guadiana
10 marzo. Trofeo Guerrita
17 marzo. Aiztondo Klasika
21 marzo. GP Primavera Ontur
24 marzo. Memorial Momparler
31 marzo. Clásica Ciudad de Torredonjimeno
7 abril. Memorial Valenciaga
1 mayo. Santikutz Klasika
5 mayo. Gran Premio Macario

La decisión, insistimos, no debe sorprender a nadie, a tenor de los últimos acontecimientos relativos al ciclismo aficionado, pero sí marca un punto de inflexión en la historia de esta competición. Creada en 1999, gracias al esfuerzo de Josep d. Bochaca por actualizar y modernizar los Reglamentos y la estructura del calendario federativo -la persona que más ha hecho dentro del ciclismo federativo por estos aspectos y con diferencia-, ha sido el esfuerzo de AEOPCES y de su dinámico presidente Manuel Moreno, lo que contribuyó a darle la importancia que actualmente como eje del calendario de la categoría de plata, ante la desidia de la propia Federación. Sin embargo, en los últimos años, la Federación ha querido recuperar el control de la competición, exigiendo a los organizadores la firma de un pliego de condiciones sin que ello se haya traducido en la obtención de contrapartidas económicas o que la Copa se haya visto promocionada más allá del interés mostrado por el diario AS. Porque la producción de los resúmenes televisivos corresponde a cada uno de los organizadores.



Por si fuera poco, la creación de AEDECA, como asociación que engloba a los equipos de la categoría, los otros actores de la competición, ha supuesto un nuevo equilibrio, con un tira y afloja en los últimos meses que, afortunadamente, no ha afectado a la estabilidad de la competición, pero que supone una nueva distribución de fuerzas hasta ahora desconocida.

La novena prueba


Pero lo que ha conducido a la situación actual ha sido la renuncia de la Clasica Xavi Tondo a seguir formando parte del calendario, al parecer por la dificultad de tener subvenciones con ese apellido de “España”, aunque ello no afecte a que Valls tenga una etapa en la próxima edición de una Vuelta tan española como la Copa. Sea como fuere, quedaba un hueco por cubrir para 2019.

Hubo contactos -a los que no fue ajeno este periodista- para ofrecer esa vacante al Trofeo Iberdrola, una de las pruebas con más prestigio del calendario de la categoría e interesada en volver a una competición de la que ya fue parte en sus inicios, pero que no cuajaron entre otras razones porque, según me trasladaron, la Comisión Técnica de la Federación había decidido que se quedasen este año en ocho. La sorpresa -insisto, relativa- se la llevaba el organizador zamorano al enterarse que esa plaza iba a ser para Ontur.


Desde el punto de vista reglamentario, nada que objetar. La RFEC es la propietaria de la competición y el CC Onturense ha sido la única entidad que ha optado a la vacante según el protocolo establecido, es decir, mediante la firma del correspondiente pliego de condiciones. Pero el llamado GP Primavera no es, ni mucho menos, la prueba idónea. A nivel organizativo y de recorrido, ha tenido muchas carencias en estas últimas ediciones. Pero lo peor es que está programada entre semana, un jueves no festivo -al menos a nivel estatal-, rompiendo la tradición del calendario de la Copa. Si por lo menos fuese el viernes por la tarde, se podría “solapar” con el cercano Momparler de cara a un desplazamiento conjunto.

AEOPCES no ha objetado nada a la inclusión de esta novena prueba, aunque por primera vez ha perdido el control directo sobre la competición y ello supone un punto de inflexión. ¿Preocupante? No lo sería si la RFEC tratase a la Copa de España como se merece -la segunda prueba en importancia después de los Campeonatos de España- y consiguiese ese anhelado patrocinador que tanto necesita para rebajar costes a los organizadores y proporcionar las condiciones para su definitivo despegue. Pero hoy por hoy no nos debemos hacer ninguna ilusión, aunque ojalá tenga que rectificar mis palabras.



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